lunes, 31 de diciembre de 2018

De Biarritz a Valladolid

Queridos,

Después del sur de Francia le dimos una buena paseada a España.

Debo decirles que el invierno en Europa no deja pasear igual. Empezamos con Biarritz, donde había estado antes y con el viento y la lluvia sólo pudimos caminar unos minutos. Les comparto estas escenas de la playa:


Comimos en un restaurante donde encontré estas fotos y me llamó la atención esta:


Ya hace mucho tiempo que Biarritz es un lugar de veraneo hermoso y elegante.

Miren esta otra:


Nosotros como mexicanos no concebimos ir a la playa y tener frío, no dejan de asombrarnos estas imágenes.

Aquí una última del mar que nos tocó ese día.


Seguimos el viaje rumbo a San Sebastián, que también conocía con mejor clima y esta vez se portó muy mal.


Esta foto parece en blanco y negro, pero no lo está, la tomé entre un aguacero y otro. Es el río Urumea.
Aquí va una más:


Otra del río, lo más colorido que vimos esa tarde:


Lo único que nos quedó fue guarecernos en los lugares de pintxos y darnos gusto. Me encantó este cartel, en una de las calles del centro. Aquí se muestra cómo el vasco, junto con el húngaro y el finés, son idiomas incomprensibles para los mortales que no los hablamos.


Y como les decía, los pintxos nos salvaron el paseo. Fríos y calientes, y frente a cada escaparate, no hay a cuál irle...



Pero el viento era tal que nos volaba el paraguas, así que después de guarecernos, comer y beber, salimos rumbo a Bilbao. La suerte fue casi la misma, pero tuve algunos instantes de luz y aquí les van un par de imágenes, esta, de la universidad de Deusto, frente al río:



Aquí arriba, frente al Mercado de la Ribera, donde nos sentamos a comer.

Aquí una imagen del mercado, tomada de la red, desde otro ángulo, y seguramente con otro clima:


Nos tomamos el tranvía de la ciudad (que en toda Europa son bellos y silenciosos) y llegamos hasta el Museo Guggenheim, y pensamos en Max y Dulce, que aman esta ciudad, y en María, porque es su cuna.







Y miren esta escultura, (yo estoy tomándole el brazo al señor, que también es escultura)...

Y ya saben que no puedo dejar de fotografiar callecitas...


Así, oscura y todo, me pareció muy bella.

Y de Bilbao la emprendimos hacia Portugal. En el camino pasamos por Burgos, miren qué puerta hermosa, (la puerta y el arco de Santa María) mientras caminábamos hacia la catedral.





Y aquí la puerta de entrada a la catedral.

Esta, más completa, es de la red.


Les cuento un poco de esta belleza:

Su construcción comenzó en el año 1221, siguiendo patrones góticos franceses. Tuvo importantísimas modificaciones en los siglos xv y xvi: las agujas de la fachada principal, la capilla del Condestable y el cimborrio del crucero, elementos del gótico flamígero que dotan al templo de su perfil inconfundible. Las últimas obras de importancia (la sacristía o la capilla de santa Tecla) pertenecen ya al siglo xviii, siglo en el que también se modificaron las portadas góticas de la fachada principal.

Pasamos sólo un par de horas aquí. De regreso al coche nos topamos con estos árboles:



Observen cómo están unidas las ramas de la parte de arriba.

Llegamos a Valladolid sólo a pasar la noche, pero les comparto este par de  esculturas callejeras, que nos gustaron:






Y ya verán en la siguiente, qué bello es Portugal.

Besos festivos.

sábado, 22 de diciembre de 2018

La Cité du Vin en Burdeos

Queridos,

Pues les decía que este museo del vino vale una buena mañana o tarde. Además de la visita puede uno beber y comer como Dios manda.
Empecemos por el principio:



Ya el edificio le dice a uno que hay que entrar.
Y a la entrada se encuentra uno con la tienda. ¿Sabían que hay un alto porcentaje de personas que no entran a los museos y se quedan sólo en las tiendas? Pues este podría bien ser el caso, ya que la variedad que tienen para los amantes del vino es tal, que habrá quien se apersone sólo para llevarse alguna monadita. Esta pimienta por ejemplo, bañada en vino...


El museo es muy interactivo, y si uno tiene el interés y el tiempo, puede pasar horas y horas escuchando los videos, oliendo cosas diferentes, tomando talleres de iniciación al vino, en fin...
El precio de la entrada incluye un audioguía en el idioma que uno escoja, así que no hay explicación que se le escape a uno...




Hay varios globos terráqueos que se mueven y donde uno pone el dedo hay una explicación del lugar, con toda la historia relacionada con el vino.



Esta imagen por ejemplo, de la producción del vino hace 8,000 años...



Hay muchas salas pequeñas muy bien puestas, con diferentes videos, y con objetos que uno puede tocar. Naturalmente son réplicas, pero es muy interesante sentirse tan en contacto con ellos.


Aquí abajo dos copas diferentes, una muy abierta (casi para someliers), un vaso, y una hermosa vasija.



Este objeto de en medio, es una coladera, y parece que me siguiera; es la tercera vez que la reseño, es de Pompeya de hace dos mil años, pero la vi la primera vez en el Museo Maillol, en París, luego en el Museo de Nápoles, en donde reside, y esta es una copia. Me encanta pensar que ya hace 20 siglos pudiera haber algo tan refinado. Pero hasta ahora sé que era una coladera para el vino...



Estos videos son de lo más ocurrentes, la escenografía está en una caja de madera y pasan pequeñas figuras que se mueven y se cuenta una historia. De estas hay muchas y son muy divertidas.

Aprende también uno la historia de la champaña, que es de lo más interesante. Resulta que hubo un año donde la temperatura subió de forma muy drástica, y el vino se llenó de burbujas. Por supuesto al principio les pareció bastante mal, aunque hubo algunos a los que les gustó. Primero, fue muy difícil repetir el proceso, pero en cuanto lo lograron empezaron con una pequeña producción. En 1720 se produjeron 200 botellas, pero para 1789 la producción había aumentado a 200,000. Típico accidente de la naturaleza, que bien aprovechado se vuelve una increíble oportunidad.




Cuentan también de una enfermedad que tuvieron los viñedos en 1885, por un pulgón que vino de América y que acabó con todo. Miren la diferencia en la producción de una década a otra.



Se hicieron todo tipo de intentos para matar el pulgón, desde polvo de pimienta o pólvora hasta rezos y agua de Lourdes. Nada funcionó.

Hubo entonces un concurso, donde se ofreció una fuerte suma de dinero para quien resolviera el problema. La solución la acabó dando alguien que trajo una planta de Estados Unidos, porque la planta allá sí resistía el pulgón,  así que se hizo un injerto, en el que las raíces eran americanas, y las uvas salían en las plantas francesas, y así se resolvió el problema.


Pasa uno después a la parte más "experimental", donde se puede aprender a distinguir los diferentes olores que componen un aroma más complejo, aquí por ejemplo, se pueden oler los tres por separado y luego la combinación.



Miren estos de arriba, puede uno oler incienso, cuero, tierra, hongos, en fin...


Hablan también de las "texturas",  palabras con las que a veces se define el vino y cuesta trabajo entenderlas, pero con los objetos frente a uno, es más fácil imaginar que el vino le haga eso en la boca o garganta.

Tómense un momento para reírse un rato como lo hice yo, con este texto, sobre  " el arte de escupir ".




Hay también una larga explicación sobre el corcho y lo que implicó en el arte de almacenar el vino, que por supuesto no pudo ser en un principio. Durante siglos se almacenaba en las barricas y la gente iba con su recipiente a comprarlo.


En esta imagen de arriba se ve el árbol del corcho, se aprovecha la corteza y un par de centímetros más del tronco.

Abajo se ven las 'láminas' enteras, de donde se sacan las piezas.


Cuando aumentó la producción de botellas de vidrio (esto a nivel popular, es decir que el precio bajó suficiente para que más personas pudieran adquirirlas, empezó en Inglaterra y de allí pasó a Francia) y luego a éstas se les pudo poner un corcho para conservar el vino, es cuando realmente la producción dio un enorme paso. Hubo un tiempo en París por ejemplo, que la población era de 200,000 personas y se consumía la misma cantidad de litros de vino por año...

Por cierto, la mayor producción de corcho del mundo la tiene Portugal.

Hay otra parte del museo que tiene muchas imágenes de las nuevas casas donde se produce el vino, que se han puesto de moda para que la gente vaya a aprender del proceso, a beber bien, e incluso a hospedarse. La arquitectura se ha hecho mucho más sofisticada, y el negocio ha crecido exponencialmente. Miren por ejemplo, esta, de Marqués del Riscal:



Para todo hay mercado, siendo tantos en el planeta...

Y como íbamos con tiempo y ganas, nos inscribimos en un pequeño taller de aprendizaje. Aquí Ramoncito muy concentrado:




Aprende uno cosas interesantes, ya les contaremos con una copa en la mano, cuando tengamos la oportunidad...

La visita termina con una degustación en el séptimo piso, con la vista del Río Garona. Hay un buen restaurante, Le 7, al que no fuimos, pero se ve bastante recomendable.





En la planta baja, se puede también probar de todo, y por supuesto, llevarse cuanta botella quiera uno.


Salud y besos báquicos.


sábado, 15 de diciembre de 2018

Burdeos

Queridos,
Pues se nos acabó París. Quiero compartirles antes de seguir con esta reseña, que nos acabamos de enterar, que unos pocos días después de dejar el departamento, hubo una fuerte inundación en el piso de arriba del nuestro, y en plena noche se cayó el plafón del techo, en el lugar donde estaba nuestra cama. No sé qué hubiera pasado si hubiéramos estado allí, pero seguro nada bueno...
Así que con el gusto de estar bien y contentos, les comparto esta primera parada de nuestro viaje por el sur de Francia y el norte de España y Portugal, que será lo último que haremos antes de volver a México.

El recorrido a Burdeos lo hicimos en TGV, ese fantástico tren que nos llevó a tantos lugares, y miren a qué velocidad:


Sabíamos que el tiempo no nos favorecía, lluvia, viento y frío, pero la idea era descansar, comer y beber bien, y lo demás sería lo de menos.

Burdeos es hermoso, armónico, lleno de monumentos reconocidos por la UNESCO como patrimonio mundial, pero sobre todo, un lugar con gente amable y con ganas de dar un servicio excelente.


Las calles del centro están llenas de comercios elegantes, como este pasaje comercial. Una tienda de Lalique me impresionó por esta pieza:


México y sus calaveras andan por doquier...



Y como en todo Francia, las tiendas de chocolates están llenas de sorpresas. Si no, qué les parecen estas dos figuras de arriba.


Este es el Gran Teatro, y en verano, en la plaza, hay un enorme espejo de agua donde la gente viene a refrescarse del calor.

Y en esta misma plaza, encontramos esta escultura, de Jaume Plensa,


Miren lo interesante de la forma, vista de perfil:


Sorpresas hermosas se las encuentra uno a cada paso:




La Burdeos medieval se encontraba amurallada y seis puertas le daban entrada a la ciudad. Les comparto dos imágenes que pude captar:

La Puerta de Borgoña, que está frente al puente de Piedra, uno de los más bellos de la ciudad. Aquí la puerta:


Esta otra, también de las más famosas, la puerta de Cailhau, construida a finales del siglo XV:


Como pueden ver, sí tuvimos algunos momentos de cielo azul.


Me llamó la atención, al paso, esta plaza, cuyo santo debe ser socorrido por muchos...


En la Plaza Quinconces, se encuentra este monumento, a los Girondinos, (nombre que se les dio a varios diputados procedentes de la Gironda, que cayeron durante la Revolución Francesa), construido a finales del siglo XIX. La parte superior del monumento tiene una escultura que nos recordó mucho a nuestro Ángel de la Independencia.


Burdeos le debió su auge comercial a dos cosas, el vino y la sal. Aquí arriba la Place de la Bourse, donde se cobraban los impuestos por el comercio de ambos.



Esta es la Catedral de San Andrés. Un poco de historia:
La catedral tiene un origen románico. Fue construida a finales del siglo XI y consagrada en 1096 por el papaUrbano II. Fue concebida con una planta de cruz latina y una nave única de 124 metros de longitud. Originalmente albergaría cuatro campanarios, pero finalmente solo se construirían dos con sus agujas. La construcción de las dos torres restantes fue abandonada. El aspecto que toma la catedral por lo tanto es bastante pesado y grave, debido principalmente a los refuerzos con los que tuvo que ser construida, al estar situada sobre suelo de marismas. En 1137 la catedral fue escenario de la boda entre Leonor de Aquitania y el futuro rey Luis VII de Francia.

El interior no es tan impresionante como Notre Dame de París, pero tiene columnas policromáticas, más parecidas a Saint Germain des Près:


Y junto a la catedral, está la Torre de Pey Berland (el nombre se debe a su constructor), que es de hecho el campanario de la catedral, pero se construyó aislado de esta para evitar la vibración de las campanas (la mayor pesa 8 toneladas). Está construida en estilo gótico flamígero. Miren qué bonita:


Dimos un paseo de noche por el Puente de Piedra (en cuyo final, como les decía, está la puerta de Borgoña), y pude captar las fachadas que han sido objeto de tanto reconocimiento:





Y aunque hay mucha belleza en lo antiguo, también se encuentran esculturas modernas muy interesantes.

Y pasamos por este túnel varias veces, para llegar a nuestro hotel.


Por cierto, teníamos mucho tiempo en Francia sin comer carne de res buena, aquí nos dimos vuelo, sobre todo probamos una "madurada", que quiere decir, dentro de un refrigerador especial, que la conserva a aproximadamente 1.5 grados y entre 75 y 85% de humedad, durante casi 40 días, sin cobertura. Si uno ve la carne, parece seca y quemada, pero nos explicaron que esa parte (ya con muchas bacterias), se corta y se desecha; el sabor es algo simplemente indescriptible.

Pero lo que más nos gustó de la visita, fue el día entero que pasamos en La Cité du Vin, un museo "interactivo". Pero esa será la siguiente entrega.

Besos aquitanios.