domingo, 7 de enero de 2018

Roma 1

Queridos:

Pues con este viaje a Roma cerramos el año con broche de oro. Aunque es hasta ahora que lo reseño, volvimos el 23 de diciembre a París, a pasar las fiestas tranquilos los dos. Fue un año lleno de aventuras y salidas, que seguramente no se repetirán en 2018, pero no se preocupen, que París da para seguir con las reseñas sin problema.

Les contaba que rumbo a Sicilia paramos de ida y regreso a Roma. Voy a dividir las reseñas en las dos estancias. En la primera nos quedamos en un hotel (Homs) a tres cuadras de la Fuente de Trevi, calles llenas de tienditas de ropa (que nos fascinaron), artículos de piel y restaurantes donde no había para dónde escoger. Como siempre, hicimos nuestro paseo por el Turibus, para sentir un poco los lugares, antes de recorrer lo que más nos gustara.


Aquí la hermosa Fuente de Trevi de noche, la época nos permitió pasear sin tanto turista, quizá no con el mejor clima, pero a cambio, podíamos caminar más holgados.


El Coliseo es monumental por donde se vea. Hay tanto que decir de este lugar, pero les comparto lo esencial:

El Coliseo (en latínAmphitheatrum Flavium Romae) es un anfiteatro de la época del Imperio Romano, construido en el siglo I d. C. y ubicado en el centro de la ciudad de Roma. Originalmente era denominado Anfiteatro Flavio (Amphitheatrum Flavium), en honor a la dinastía flavia de emperadores que lo construyó, y pasó a llamarse Colosseum por una gran estatua que había cerca, el Coloso de Nerón, que no ha llegado hasta nosotros. Por su conservación e historia, el Coliseo es uno de los monumentos más famosos de la antigüedad clásica. Fue declarado Patrimonio de la Humanidad en 1980 por la Unesco y una de Las Nuevas Siete Maravillas del Mundo Moderno el 7 de julio de 2007. Los materiales utilizados en la construcción de este son bloques de travertino, hormigón, madera, ladrillo, piedra (toba), mármol y estuco. En la antigüedad poseía un aforo para unos 50 000 espectadores, con ochenta filas de gradas.​ Los que estaban cerca de la arena eran el Emperador y los senadores, y a medida que se ascendía se situaban los estratos inferiores de la sociedad. En el Coliseo tenían lugar luchas de gladiadores y espectáculos públicos. Se construyó justo al este del Foro Romano, y las obras empezaron entre 70 d. C. y 72 d. C., bajo el mandato del emperador Vespasiano. El anfiteatro, que era el más grande jamás construido en el Imperio romano, se completó en 80 d. C. por el emperador Tito, y fue modificado durante el reinado de Domiciano.​ Su inauguración duró 100 días, participando en ella todo el pueblo romano y muriendo en su celebración decenas de gladiadores y fieras que dieron su vida por el placer y el espectáculo del pueblo.

Aquí una imagen de noche tomada desde el Turibus:


El Coliseo se usó durante casi 500 años, celebrándose en él los últimos juegos de la historia en el siglo VI, bastante más tarde de la tradicional fecha de la caída del Imperio Romano de Occidente en 476 d. C. Los bizantinos también lo utilizaron durante el siglo VI. Además de las peleas de gladiadores, muchos otros espectáculos públicos tenían lugar aquí, como naumaquiascaza de animales, ejecuciones, recreaciones de famosas batallas y obras de teatro basadas en la mitología clásica. El edificio dejó de emplearse para estos propósitos en la Alta Edad Media. Más tarde, sirvió como refugio, fábrica, sede de una orden religiosa, fortaleza y cantera. De sus ruinas se extrajo abundante material para la construcción de otros edificios, hasta que fue convertido en santuario cristiano, en honor a los cautivos martirizados durante los primeros años del cristianismo. Esta medida contribuyó a detener su expolio y a que se conservara.
Aunque la estructura está seriamente dañada debido a los terremotos y los picapedreros, el Coliseo siempre ha sido visto como un icono de la Roma Imperial y es uno de los ejemplos mejor conservados de la arquitectura romana. Es una de las atracciones turísticas más populares de la moderna Roma y aún está muy ligado a la Iglesia católica, por lo que el Papa encabeza el viacrucis hasta el anfiteatro cada Viernes Santo.

Esta imagen de arriba, un pequeño trozo reconstruido nos muestra el esplendor que tenía. Cada arco tenía un número y la entrada de los espectadores no era para nada caótica, a pesar del tamaño del lugar.

Me preguntaba qué había en esos hoyos que tiene  en cada arco, he aquí la respuesta:
Originalmente eran barandales, porque había pisos y diferentes niveles, otros sostenían pendones, todo eso fue robado por uno de los Papas, para darles uso al metal según su conveniencia...


Y entre  el Coliseo y la Colina del Palatino, se encuentra el Arco de Constantino,  que es un "arco del triunfo". Se irguió para conmemorar la victoria de Constantino I el Grande en la batalla del Puente Milvio, el 28 de octubre de 312, y a otros emperadores anteriores. Dedicado en 315, es el más moderno de los arcos triunfales alzados en la Roma Antigua, de los que difiere por haberse construido gracias al expolio de edificios anteriores.



Si observan esta foto con detenimiento, verán que algunos personajes de los sobrerelieves no tienen cabeza, y es que cada emperador, aprovechaba el Arco, y le iba cambiando las cabezas de los héroes, según la época, claro, no todas estaban tan bien pegadas...

Esto lo aprendimos en nuestro recorrido por la ciudad en Segway (algo muuuy recomendable), donde además de llevarnos a los lugares, nos daban una explicación por demás divertida de cada espacio.



En el recorrido, nos llevaron al Circo Mássimo. ¿Recuerdan la frase "Al pueblo pan y circo"? De aquí viene...




El Circo se erigió en el valle entre los montes Aventino y Palatino. Fue el mayor circo de la antigua civilización romana con sus 621 m de longitud y 118 m de anchura. Sus gradas podían acomodar a unos 300 000 espectadores, según estimaciones modernas, y su configuración fue modelo para todos los circos que los romanos construyeron en numerosas ciudades de su imperio. En la actualidad sólo queda la planta del antiguo estadio y su solar es un parque público de Roma.
En la pista cabían hasta 12 carros y los dos lados de la misma se separaban con una mediana elevada llamada la spina. Las estatuas de varios dioses se colocaban en la spina y César Augusto también erigió un obelisco egipcio en ella. En cada extremo de la spina estaba colocado un poste de giro, la meta, en torno al cual los carros hacían peligrosos giros a gran velocidad. Un extremo de la pista se alargaba más que el otro, para permitir que los carros se alinearan al comienzo de la carrera. Allí había verjas de salida o carceres, que escalonaban los carros para que todos ellos recorrieran la misma distancia en la primera vuelta.
Se conserva muy poco del Circo, con la excepción de la pista de carreras, hoy cubierta de hierba, y la spina. Algunas de las verjas de salida se conservan, pero la mayoría de los asientos han desaparecido, sin duda porque las piedras fueron empleadas para construir otros edificios en la Roma medieval.
Se sabe que abajo del Circo hay construcciones más antiguas, pero prefieren ya no seguir escarbando, eso no tiene fin.
¿Se pueden imaginar en esa época 300,000 personas sentadas gritando para ver cuál de los carros llegaba a la meta? Me acuerdo mucho de la película de Ben Hur...
Aquí otra escena un poco más tarde, que bañó de luz la colina, la foto con la guía, Lucila. Esa luz dorada de Roma me dejó cautivada. Y qué decir de su idioma y el modo alegre de vivir de los italianos.


Otro de los puntos del recorrido fue el Jardín de los Naranjos,

desde donde la vista es cautivadora:



Cómo nos gustaron esos pinos, con la copa alta...
Y allí, subiendo un poco más, llegamos a la Plaza de los Caballeros de Malta, donde ya me había pasado el dato José Manuel, hay que ver por una cerradura para encontrarnos con una vista secreta.
Aunque la foto de la red es esta, 

Y la fila para verla es esta,
Uno cuando mucho puede lograr esta:


Nada es perfecto. Aún así, no se lo pierdan...


Esta fuente, a la entrada del Jardín de los Naranjos a veces se confunde con otra, la de la Boca de la  Verdad, en la que la leyenda cuenta que si eres un mentiroso, al meter la mano, la Boca te la arranca. En la actualidad simplemente lo que te arrancan son unos euros para tomarte la foto:


Siguiendo el paseo en el Segway se nos hizo de noche (aquí a las 5 se va la luz en invierno), y pasamos por el Monumento a Vittorio Emanuele,  también conocido como Altare della Patria (Altar de la Patria), o simplemente Il Vittoriano, es un enorme monumento conmemorativo de la ciudad de RomaItalia, realizado en honor del primer rey de la Italia unificadaVíctor Manuel II.
Se sitúa entre la Piazza Venezia (Plaza de Venecia) y la Colina Capitolina. Fue diseñado por Giuseppe Sacconi en 1885, e inaugurado en 1911, pero los trabajos terminaron mucho después, entre 1924 y 1927. Los romanos le llaman "El Pastel de bodas". 
Aquí la imagen que la luz y el ángulo me permitieron,


Aquí una tomada de la red:



Roma tiene 3,000 fuentes públicas para beber. Les llaman "de nariz", porque se aprieta con el dedo la salida, y tiene otro orificio por donde sale el agua para beber con más facilidad. Esta imagen para quienes creen que Ramón no toma agua...


De los últimos lugares del paseo (ya para estas alturas, después de tres horas teníamos las manos congeladas), llegamos a la Plaza del Campidoglio. La plaza fue proyectada por Miguel Ángel que la diseñó con todo detalle, incluida la pavimentación. Su planta ligeramente trapezoidal, sobre la que alineó Miguel Ángel los nuevos palacios, tenía la función de expandir la perspectiva hacia el foco visual constituido por el Palazzo Senatorio.
Se cuenta que la reforma de la plaza le fue encargada por el papa Pablo III, el cual se avergonzaba del estado en el que se encontraba la célebre colina (en aquella época llamada colle caprino, esto es, colina caprina, por ser utilizada como pasto para las cabras),​ lugar del desfile triunfal organizado en Roma en honor de Carlos V en 1536.
Miguel Ángel proyectó de nuevo, completamente, la plaza, haciéndola volverse no hacia el Foro Romano sino hacia la Basílica de San Pedro, que representaba el nuevo centro político de la ciudad. Con tal fin pensó construir un nuevo palacio, llamado por esto Palacio Nuevo para cerrar la perspectiva hacia la Basílica de Santa María en Aracoeli, rediseñó el Palacio de los Conservadores eliminando todas las estructuras medievales, armonizándolo con el Palazzo Senatorio al que añadió doble escalinata que servía para acceder a la nueva entrada, no con la cara hacia el foro sino hacia la plaza; Miguel Ángel proyectó también la escalinata de la Cordonata y la balaustrada desde la que tiene vistas hacia la plaza de Aracoeli, que queda en un plano inferior.​
La estatua ecuestre de Marco Aurelio en bronce dorado, anteriormente situada en la plaza de San Juan de Letrán, fue colocada en el centro de la plaza por deseo de Pablo III; la estatua original, después de una larga restauración que ha sacado a la luz trazas de dorados, está actualmente conservada en los Museos Capitolinos, mientras que sobre la plaza se colocó una copia.


Arriba un detalle de la Plaza. 



A un costado de la plaza, una estatua de la famosa Loba, que se supone alimentó a Rómulo y Remo. La leyenda dice que Ascanio, hijo del héroe troyano Eneas (hijo de Venus y de Anquises), habría fundado la ciudad de Alba Longa sobre la orilla derecha del río Tíber. Sobre esta ciudad latina reinaron muchos de sus descendientes hasta llegar a Numitor y a su hermano Amulio. Éste destronó a Numitor y, para que no pudiese tener descendencia que le disputase el trono, condenó a su hija, Rea Silvia, a ser sacerdotisa de la diosa Vesta para que permaneciese virgen.
A pesar de ello, Marte, el dios de la guerra, engendró en Rea Silvia a los mellizos Rómulo y Remo. Cuando éstos nacieron y para salvarlos fueron arrojados al Tíber dentro de una canasta que encalló en la zona de las siete colinas situada cerca de la desembocadura del Tíber, en el mar.
Una loba, llamada Luperca, se acercó a beber y les recogió y amamantó en su guarida del Monte Palatino hasta que, finalmente, les encontró y rescató un pastor cuya mujer los crió. Ya adultos, los mellizos repusieron a Numitor en el trono de Alba Longa y fundaron, como colonia de ésta, una ciudad en la ribera derecha del Tíber, en el lugar donde habían sido amamantados por la loba, para ser sus Reyes.
Se dice que la loba que amamantó a Rómulo y Remo fue su madre adoptiva humana. El término loba, en latín lupa, también era utilizado, en sentido despectivo, para las prostitutas de la época.
La leyenda también nos cuenta como Rómulo mató a Remo. Cerca de la desembocadura del río Tíber había siete colinas: los montes Aventino, Celio, Capitolio, Esquilino, Palatino, Quirinal y Viminal. Rómulo y Remo discutieron sobre el lugar en el que fundar la ciudad y decidieron consultar el vuelo de las aves, a la manera etrusca. Rómulo vio doce buitres volando sobre el Palatino y Remo sólo divisó seis en otra de las colinas. Entonces Rómulo, para delimitar la nueva ciudad, trazó un recuadro con un arado en lo alto del monte Palatino y juró que mataría a quien osase traspasarlo. Remo le desobedeció y cruzó con desprecio la línea, por lo que su hermano le mató y quedó como el único y primer Rey de Roma. Este hecho habría ocurrido en el año 754 a. C., según la versión de la historia oficial de la Roma antigua.

Hasta aquí los dejo con esta primera vista de Roma. Continuará...

Besos italianos.


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