martes, 15 de enero de 2019

Lisboa

Queridos,

Pues nuestra estancia en Europa ya cuenta los días. Ramón no conocía Portugal y yo quería enseñarle Lisboa, una ciudad en la que viví hace más de treinta años, por algunos meses...

No era la misma Lisboa. Le llegó la modernidad y con ella otras bellezas, pero hay todavía rincones que han mantenido su encanto, como si el tiempo no la hubiera tocado.

Nos vimos con Juan,  del hotel tomamos el metro y llegamos a la Plaza de los Restauradores. Siempre la pasamos bien juntos.


Muy cerca de ahí se encuentra este elevador, de Santa Justa. Es un ascensor que une los barrios de la Baixa Pombalina y el Chiado en LisboaPortugal. Se levanta sobre la calle de Santa Justa y enlaza este céntrico paseo con la Praza do Carmo, junto al Museu Arqueológico do Carmo. Este ascensor fue diseñado por Raoul Mesnier de Ponsard, que también se responsabilizó, en esta misma ciudad, de la construcción del Elevador do Lavra. Aunque mucha gente dice que fue construido por Eiffel, no está probada la relación de este ingeniero con el famoso Gustave Eiffel. Sólo se sabe que el ingeniero Raoul Mesnier y el arquitecto francés Louis Reynaud aplicaron en estos elevadores algunas de las técnicas y materiales ya utilizados en Francia. La construcción del ascensor comenzó en 1900 y finalizó en 1902, siendo inaugurado el 10 de julio. Inicialmente funcionaba con vapor, siendo sustituida la maquinaria original el 6 de noviembre de 1907 por motores eléctricos.


Aquí la figura de José I (Joao I).  Un poco de historia de la Plaza de Comercio, donde se encuentra:


En 1511D. Manuel I cambió su residencia desde el Castillo de San Jorge y construyó su palacio en esta plaza. El palacio y su biblioteca con más de setenta mil volúmenes fue destruido por el Terremoto de Lisboa en 1755. En la reconstrucción, la plaza se convirtió en elemento fundamental de los planes del Marqués de Pombal. Los nuevos edifícios, con arcadas rodeando la plaza están ocupados actualmente por ministerios. 
Después de la Revolución de 1910 los edificios fueron pintados de rosa, el color republicano, en contraposición al amarillo real en que estaban pintados. El lado sur, con sus dos torres cuadradas, está mirando al Tajo. Esa fue siempre la mejor entrada de Lisboa, donde llegaban los embajadores y la realeza. Para desembarcar utilizaban unos escalones de mármol. Todavía es posible ver esa entrada a Lisboa. Hoy lo que destaca de la plaza es el intenso tráfico de la avenida da Ribeira, que pasa entre la plaza y el río. 
En el centro de la plaza se puede ver la estatua ecuestre de D. José I, erigida en 1775 por Machado de Castro, el principal escultor portugués del siglo XVIII. Con el paso de los años, la estatua de bronce ha ido tornándose de color verde, siendo este color el que presenta en la actualidad. En el lado norte de la plaza se encuentra el impresionante Arco Triunfal da Rua Augusta, que es la entrada a la Baixa.


Siempre es un placer toparse con el agua del bello río Tajo...

Y caminando por todo el río, llega uno al Monasterio de los Jerónimos donde no puede uno dejar de maravillarse con esta arquitectura tan única.

Algo de historia:
Diseñado en estilo manuelino por el arquitecto Juan de Castillo, fue encargado por el rey Manuel I de Portugal para conmemorar el afortunado regreso de la India de Vasco de Gama. Se fundó en 1501 sobre el enclave de la Ermida do Restelo en lo que fue la playa de Restelo, ermita fundada por Enrique el Navegante, y en la cual, Vasco de Gama y sus hombres pasaron la noche en oración antes de partir hacia la India. La primera etapa constructiva de la iglesia nueva comenzó en 1514 y fue ampliándose y modificándose hasta el siglo XX. Se financió gracias al 5% de los impuestos obtenidos de las especias orientales, a excepción de los de la pimienta, la canela y el clavo, cuyas rentas iban directamente a la Corona.


El estilo manuelino se caracteriza por la mezcla de motivos arquitectónicos y decorativos del gótico tardío y del renacimiento. Destacan los portales principal y lateral, el interior de la iglesia y el magnífico claustro. Las capillas de la iglesia fueron remodeladas en puro estilo renacentista en la segunda mitad del siglo XVI y contienen las arcas funerarias de Manuel I y su familia, además de otros reyes de Portugal.
En los Jerónimos se hallan también las tumbas (neomanuelinas) del navegador Vasco da Gama y el poeta Luís de Camões. En una capilla del claustro descansan, desde 1985, los restos del escritor Fernando Pessoa.

Esta es la Estatua del Rey Manuel I, principal patrocinador del monasterio, atrás la figura de San Jerónimo.


Aquí otra imagen para mostrar el encaje que se hizo en la piedra:



Aquí una del interior, tomada de la red:


Después del monasterio, caminando hacia la Torre de Belén, nos encontramos con esta lindura, unos aficionados a los barquitos de vela (con uno de verdad atrás).


Y nuevamente, de camino a la Torre de Belem, se encuentra el Monumento a los Descubrimientos (en portuguésMonumento aos Descobrimentos), popularmente conocido como Padrão dos Descobrimentos (ver padrão), es un monumento construido en 1960, en la margen del río Tajo, en BelémLisboa, para conmemorar los 500 años de la muerte de Enrique el Navegante.
Fue encargado por el régimen de António de Oliveira Salazar, tiene 52 metros de altura y celebra a los marineros, patrones reales y todos los que participaron en el desarrollo de la Era de los Descubrimientos. Los autores de la obra fueron el arquitecto José Ângelo Cottinelli Telmo y el escultor Leopoldo de Almeida.




El monumento tiene la forma de una carabela con el escudo de Portugal en los lados y la espada de la Dinastía de Avís sobre la entrada. Enrique el Navegante se alza en la proa, con una carabela en las manos. En las dos filas descendientes de cada lado del monumento, están las estatuas de héroes portugueses fuertemente ligados a los Descubrimientos, así como famosos navegantes, cartógrafos y reyes.

Finalmente, llega uno a la hermosa Torre de Belem. 



Un poco de historia:

Es una antigua construcción militar. Es obra de Francisco de Arruda y Diogo de Boitaca, y constituye uno de los ejemplos más representativos de la arquitectura manuelina. Cuando dejó de servir como defensa de invasores en el estuario del río Tajo se utilizó como prisión, como faro y también como centro de recaudación de impuestos para ingresar a la ciudad.12345
Su construcción fue iniciada en 1516, bajo el reinado de Manuel I de Portugal (1495-1521). Las obras a cargo de Arruda (quien ya tenía experiencia en construcciones defensivas) y bajo la dirección de Boitaca (quien por esos días también dirigía la construcción del vecino Monasterio de los Jerónimos de Belém), finalizaron en 1520.9


Por cierto, en uno de los viajes en el  metro, y nos topamos, en pleno día 24 de diciembre, con esta imagen:



¿Alguna vez se han subido a un transporte totalmente vacío? en la Ciudad de México o París, eso simplemente NO EXISTE.

Cuando quise llevarlos a pasear por la vieja Lisboa, que comprende el barrio de Alfama, me topé con la triste novedad (¿novedad?) de que ya no somos los de antes y no podíamos andar trepando calles de arriba para abajo. Pero siempre hay manera y nos encontramos con un transporte, el tuk-tuk, una pequeña motocicleta con un asiento atrás que maneja un conductor que además de llevarte te cuenta historias y te toma las fotos que necesites.
Aquí desde uno de los miradores, con el Castillo de San Jorge atrás:



Resulta que la motocicleta era para dos pasajeros y como éramos tres, había subidas que sentíamos que nos dejaría tirado, pero no. Resistió el tuk-tuk como los valientes.


Aquí desde otro de los miradores. Noten el muro pintado, y el contraste del tiempo, con la modernidad atrás.


Y miren qué obra de arte, esta imagen de la reina de los fados, Amalia Rodríguez, hecha con puros pequeños azulejos...


Y hablando de fados, me encantó encontrar esta escultura.

Paseamos por la plaza de Chiado. El topónimo Chiado existe desde alrededor de 1567. Inicialmente el nombre se refería a la calle más importante, Rua Garrett, en honor al poeta Almeida Garrett, pero después dio nombre a la zona circundante. Hay quienes creen que se debió al chirriar (chiar) de las ruedas de los carruajes subiendo pesadamente la cuesta. El origen más posible y citado lo relaciona con Antonio Ribeiro (1520-1591), un conocido poeta de Évora que vivió en esta parte de la ciudad y cuyo apodo era "chiado" ("chirrido").1​ Una estatua de bronce del poeta, del escultor Costa Mota, fue emplazada en la plaza Chiado en 1925.

Aquí dos imágenes, una de la escultura,


Otra que me tomó Juan, aquí jugando con los ángulos...



La zona destaca por sus comercios (con franquicias internacionales como BenettonHermès o Cartier), cafeteríasteatros o museos. En los almacenes del Chiado se encuentra un centro comercial así como el Museo de Chiado. También antiguos comercios y cafeterías de principios del siglo XX, como el Café A Brasileira, una de las cafeterías más famosas y en cuya terraza hay una estatua del poeta Fernando Pessoa sentado en una mesa.

En una de las calles, nos topamos con dos aparadores que nos encantó ver:
Tequila y calaveras. México presente.




Comimos en un muy rico restaurante, el 100 maneiras.  Además de una comida excelente, nos gustó mucho esta idea del espejo en el techo.



Al igual que en Porto, son icónicos los tranvías que los llevan a uno por todas las calles, incluyendo esas empinadas, en las que cree uno que el trenecito se va a ir de boca, lo que no sucede...



Y de las cosas que más disfrutamos, fue reencontranos con José y Lurdes, después de años de no verlos (desde Canadá), y que nos invitaron a su casa y luego a un restaurante en el mercado de la Ribeira. Momento atesorado.


Besos felices.

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