domingo, 30 de septiembre de 2018

Budapest

Queridos,
En esta reseña voy a extenderme más de la cuenta, muy a mi pesar, dado que procuro no cansarlos con mucha información o imágenes. Y es que Budapest bien vale una vuelta, y no puedo dejar de compartirles las bellezas que encontramos.

César y Margarita son amigos de Ramón desde hace más de 30 años, y al saber que estaban pasando unos meses allí, decidimos lanzarnos para vivir por unos días como lugareños. Ella es húngara, además de argentina y mexicana, lo que le da la enorme ventaja de entender y podernos traducir. Amables y generosos, nos hospedaron en su casa.



Hay varias cosas que nos llamaron la atención de la ciudad, la primera fue el precio  de la comida y la bebida, increíblemente barato con respecto a París. Aquí por un euro puede uno tomarse tranquilamente una cerveza.

Primero un poco de historia, (tomada de la red):

La historia de Budapest comenzó con Aquincum, originalmente un asentamiento celta 9​ que se convirtió en la capital romana de Panonia Inferior.8​ Los húngaros llegaron al territorio en el siglo IX.10​ Su primer asentamiento fue saqueado por los mongoles en 1241-42.11​ La ciudad restablecida se convirtió en uno de los centros de la cultura del Renacimiento humanista en el siglo XV.12,13​ Después de la batalla de Mohács y tras casi 150 años de dominio otomano,14​ el desarrollo de la región entró en una nueva era de prosperidad en los siglos XVIII y XIX, y Budapest se convirtió en una ciudad globaldespués de la unificación de 1873.15​ También se convirtió en la segunda capital del imperio de Austria-Hungría, una gran potencia que se disolvió en 1918. Budapest fue el punto focal de la revolución húngara de 1848, de la República Soviética Húngara de 1919, de la Operación Panzerfaust en 1944, de la batalla de Budapest de 1945 y de la Revolución de 1956.

Otra cosa que nos llamó la atención fue lo moderno de algunas de sus estaciones del metro. El transporte es muy bueno, entre la red de autobuses, tranvías y metros. Nuevamente, muy barato. Por cuatro euros diarios pudimos movernos a nuestras anchas.




Yo, siempre lista con la cámara, me di vuelo con todo el arte urbano que se encuentra en la ciudad. Aunque quisiera ser breve, voy a llenarlos de imágenes:

Estas 6 imágenes de abajo forman parte del Centro Cultural, donde se encuentra el Palacio de Bellas Artes y el Teatro Nacional.








Esta otra de abajo, que con la ayuda de César y Margarita supe que fue eregida en honor de Gábor Sztehlo (1909-1973) un pastor evangélico que entre 1943 y 1944 salvó a 1500 niños, creando 32 hogares con apoyo de la Cruz Roja y alojándolos en dos mansiones, parece que hasta les encontraron luego hogares. La estatua se llama "La mano que ayuda", de 1972. Está en la plaza Deák, al lado de la Iglesia Evangélica Luterana, en el centro. Se hizo una película retomando su historia.


Esta en una esquina de la calle más turística, llena de tienditas y restaurantes.


Esta en una plaza cerca del Conservatorio




Una enorme variedad de estilos, colores y sabores. Uno se topa con ellas en cada paso.


El primer día nos llevó César a dar una vuelta en coche para darnos una idea, luego tomamos los tranvías y fuimos aprendiendo mejor a movernos. Y eso que nos topábamos con estos letreros:


No sabíamos si nos felicitaban por haber entrado, o estábamos a punto de ser arrestados. Y es que el húngaro, junto con el vasco y el finés, son idiomas que se cuecen aparte...

Dimos una vuelta por  la Iglesia de Matías y el Bastión de los Pescadores, desde donde la vista quita el aliento:





Un poco más lejos, en la misma colina del lado de Buda (la ciudad está dividida en Buda y Pest,  separadas por el Danubio), se encuentra la Citadela, aquí abajo, cuyo ascenso reservamos para la noche, y miren nada más:








¿Qué más podíamos pedir?


Y les hablaba de lo que nos sorprendió en la visita, lo siguiente fue la calidad de la comida, que gracias a ellos, pudimos conocer los lugares no turísticos.

Una de las noches tomamos el crucero de 3 horas para ver desde el agua los hermosos edificios. Otra vez los inundo de imágenes bellas:


El puente de las Cadenas con el Palacio de Buda al fondo.



Uno se va acercando al Parlamento y se va sintiendo la emoción...


Aquí ya qué les digo...



Aquí arriba el puente de la libertad,


Y aquí de nuevo el de las Cadenas. La luna llena nos enmarcó la visita de forma por demás inesperada.

También visitamos por fuera (estaba muy vigilado, no sabemos qué evento habría adentro) el Parlamento de día. Creo que es el edificio más bello que he visto en mi vida.


Aquí una imagen más misteriosa:


Unas líneas sobre el Parlamento:

El edificio fue construido entre 1884 y 1902, siguiendo los planos de Imre Steindl, que se quedó ciego unos meses antes de la inauguración. Es el mayor edificio del país, escenario de las reuniones de la Asamblea Nacional de Hungría y el segundo mayor parlamento del mundo detrás del de Rumanía. Es de estilo neogótico.

 Ramoncito soñaba un día con este viaje. Aquí muy contento:



Dimos una vuelta por el Mercado, que por cierto, fue diseñado por Gustav Eiffel, a finales de 1800s.
Aquí dos imágenes tomadas de la red:





Estas dos son mías:




El segundo piso es más turístico, lleno de artesanías y souvenirs, y la parte de abajo es más para los lugareños, con productos de la región y alimentos.

El último de los tres días que duró la visita, comimos en un restaurante frente al Conservatorio de Música, con una escultura hermosa de Liszt:


Entré sólo para tomar la foto:


Afuera, una imagen de  Sir George Solti, moderna  y divertida:



Y para remate, desde el avión, los Dolomitos. Viaje redondo.


Besos aquicenses y felices.

sábado, 22 de septiembre de 2018

Los campos de arroz en el Museo Guimet

Queridos,
Este museo, que reseñé varias veces antes,  además de la inmensa colección permanente, tiene siempre exposiciones temporales muy interesantes.
Esta vez les comparto una crónica fotográfica del arroz en la cultura de China y Japón.

Un poco de historia:
Existen varias versiones sobre el origen del arroz, pero se tiene constancia que su cultivo se inició en Asia, concretamente entre la India y China, hace unos 7.000 años. Posteriormente pasó a Tailandia hace unos 5.000 años. Más tarde se expandió a Vietnam, Camboya, Japón y Corea.
Como curiosidad, en China, el arroz tenía una gran presencia social, tanto era así que se le atribuye a Confucio la siguiente frase: “Una cocina sin arroz es como una hermosa mujer a la que le faltase un ojo”. De hecho, tanto en chino como en japonés, la palabra “arroz” es sinónimo de comida. Famoso también es el Sake, licor japonés elaborado a base de arroz.

Aquí les van las imágenes:




Aquí la fotografía:



Inicialmente la siembra del arroz se hizo sobre terrenos secos y su productividad era muy baja. Después se empezó a inundar los terrenos y hacer pequeños diques, (en los que a veces se sembraban árboles frutales) para facilitar la circulación; aumentando la cosecha a dos o tres veces al año.
Los depósitos de agua se llenaban en la época de lluvias, permitiendo la irrigación de las parcelas, ya sea de forma manual o mecánica. 



El cultivo puede hacerse tanto en terrenos planos como en terrazas, modificando profundamente los paisajes: los espacios de agua rodeados por la tierra crean misteriosas escrituras, el color amarillo de los brotes o los ilimitados verdes tiernos degradados y el agua, como un espejo que refleja el humor cambiante del cielo...
El ecosistema del arroz está también lleno de animales, patos, peces que además juegan un rol muy importante.
La preparación del campo es laboriosa y pesada y ocupaba entre treinta y cuarenta personas por día por hectárea.




Cuando el arroz madura, la planta tiene de 50 centímetros a un metro de altura, y se recoge una vez que el agua ha sido evacuada del campo.



Así se obtiene el "paddy" los atados de arroz todavía con la paja.


Aquí empieza el meticuloso trabajo de sacar el arroz de la espiga, que por supuesto se hacía a mano, mujeres, niños y hombres por igual. Luego, claramente el trabajo se fue mecanizando, dado lo cansado que resultaba.


Separado el arroz empieza la limpieza, para quitar los famosos "negritos del arroz".










Después el arroz se empaca en costales y se almacena para llevar al mercado.

Junto al cultivo alimenticio, vienen el aprovechamiento de la paja (del trabajo de los niños ni hablamos):



Nos llamó mucho la atención algunas escenas de mercados, en los que se muestra tanto el arroz como los derivados de él, como las canastas, las sandalias...





Y también los tatamis, o "petates" japoneses, la versión antigua de nuestros colchones...


Y qué me dicen de.. ¡ miren estas gabardinas !




Una gabardina incluso estaba expuesta:


Y por supuesto, no podían faltar fotografías relacionadas con el sake:


Aquí el vendedor.





Aquí estas alegres consumidoras.

Y aún sin sake, salimos igual de alegres nosotras (aquí Adriana y Gina), con esta oportunidad de asomarnos a la historia viva de un cultivo milenario,  que cuando vamos al supermercado y tomamos una bolsa, damos por sentado. Más convencida estoy: uno ama lo que conoce...



Besos nutritivos.