domingo, 7 de abril de 2019

Puebla y el Barroco mexicano

Queridos:

Después de varias semanas de silencio, descanso y reflexión, les comparto un viaje que hicimos a Puebla, una ciudad muy bonita que se encuentra a dos horas de la Ciudad de México.
Después de años de ausencia, nos reunimos con nuestro grupo de la Cata, varias parejas de amigos con quienes comemos cada mes o dos, para degustar vinos de diferentes países y regiones, pero sobre todo, para disfrutar nuestra amistad. Nuestros ausentes de oro fueron Max y Dulce; los extrañamos mucho.

Esta vez les tocó a Elo y Chacho, que viven en Cholula (una ciudad conurbada con Puebla), ser los anfitriones y nos recibieron con todos los honores.

Aquí el grupo, feliz con el reencuentro:


Me gustaría compartirles un poco del barroco mexicano, porque quisimos conocer el nuevo museo de Puebla, que además de bien logrado, tiene una muy agradable arquitectura, lo que permite una visita amable y relajada.

Primero, algo de la historia del barroco en México:

El arte barroco en Nueva España permitió a los artistas experimentar en la creación de formas expresivas, contrastantes y realistas, creando manifestaciones  que tuvieron una gran aceptación entre la sociedad de la época.
Dos columnas que formaron parte de algún retablo, muestran los rasgos característicos de las modalidades del barroco en la arquitectura novohispana: el salomónico, desarrollado a partir de mediados del siglo XVII y el estípite que comenzó a difundirse a partir de los primeros años del XVIII.
Una maqueta de la Catedral de Puebla, representa la magnificencia de las obras arquitectónicas de Nueva España. Un libro de coro, acompañado de un clavicordio del siglo XVIII, destacan la importancia que tuvo la música para la sociedad novohispana del periodo barroco en México.
Miren algunos ejemplos de la arquitectura barroca, empezando por la de Puebla (las fotos son de la red, esta vez no visitamos nada más que el Museo del Barroco):

Miren  el interior de la Catedral de Puebla:


Ahora miren el interior de la Capilla del Rosario, dentro del Templo de Santo Domingo, también en Puebla:



¿Han oído hablar del barroco churrigueresco? Les cuento un poco:

El término churrigueresco proviene del apellido Churriguera. Los Churriguera fueron una familia de arquitectos barrocos de origen catalán cuya obra se caracterizó porque presentó una recargada decoración. Por extensión, el término se ha utilizado para denominar el barroco español del primer tercio del siglo XVIII. Se entendían por churriguerescas todas aquellas arquitecturas que poseían un marcado movimiento y una abigarrada ornamentación, sobre todo en la retablística.
Este estilo es la variante del estilo barroco que presenta más ornamentación. 
El primero de los Churriguera fue José de Churriguera (1665-1725), quien se formó como ensamblador de retablos, elaborando algunos muy importantes para diversos templos de SalamancaMadridValladolid y otras ciudades españolas. Algunos han desaparecido y actualmente sólo se conservan algunas trazas.
Por otra parte Francisco de la Maza señala que el término churrigueresco no sólo  se utiliza para el barroco con estípites, pues «muchas obras o casi todas las obras con pilastras comunes muy ornamentadas y que correspondan, en España, de 1689 a 1730, y en México de 1725  a 1780, más o menos, ya que uno solo es el sentido de voluntad de forma que preside a esas obras».
Por consiguiente el churrigueresco no es un estilo arquitectónico, es más bien un estilo escultórico y decorativo.
Les puedo decir que este barroco, abigarrado, y exagerado, se instauró en México, y llegó para quedarse. Aún nuestro lenguaje tiene mucho de ello en estos días. Quien ha oído hablar a Cantinflas, lo entiende...
Otro ejemplo del barroco churrigueresco poblano lo tiene el interior de la Iglesia de Santa María Tonanzintla:




Un barroco diferente al europeo, mucho más naïf, ingenuo. 
Me voy de lleno al Museo Internacional del Barroco, que en verdad nos pareció una joya:
Para diseñar el edificio, el connotado arquitecto japonés Toyo Ito (Premio Pritzker de Arquitectura 2013) retomó tres elementos característicos del arte barroco: el movimiento, la luz natural como claroscuro y la relación hombre-naturaleza. Estos conceptos, expresados a través de la forma, generan espacios fluidos que responden a las complejas necesidades de los museos internacionales. Para Toyo Ito, la arquitectura debe ser como un árbol: un organismo que crezca y se desarrolle en función de su entorno y con ello, genere nuevas experiencias que enriquezcan la vida de los usuarios. La museografía de la nueva institución fue concebida por el destacado experto mexicano Miguel Ángel Fernández.



Aquí el patio central, con una fuente de vórtice que le encantó a Ramoncito, él que los ha estudiado...


Les comparto una imagen de la 'geografía barroca', la forma que se extendió en las ciudades. 


Como el texto de la explicación está muy pequeño, se los copio:
"El interés de las potencias europeas por aumentar sus riquezas, promovió la conquista de otros territorios, y el establecimiento de nuevas rutas de navegación y comercio. Este proceso fue también una etapa de encuentro, descubrimiento, y relaciones con otras sociedades que perfiló un mundo cada vez más interconectado.
En el terreno de las artes, tal situación se vio reflejada en un intenso intercambio de materias primas, técnicas y motivos que permitieron al movimiento cultural barroco, propagarse, adquiriendo diversas variantes locales o conviviendo con otras manifestaciones estéticas que lo enriquecieron. Gracias a esta capacidad de adaptación, logró tener presencia en cuatro continentes, convirtiéndose en la primera corriente artística que se manifestó en diversos géneros de manera global".

Y fue, como bien dice el museógrafo, esta capacidad de adaptarse a cada región lo que permitía que las expresiones fueran tan propias como la imagen que les mostré de Santa María Tonanzintla.

Uno de los principales representantes de la pintura barroca mexicana fue Cristóbal de Villalpando. Les cuento un poco de él:
Aunque no se tiene la certeza, se puede inferir que el pintor nació en México hacia 1649, gracias a un documento hallado en un libro de amonestaciones de españoles perteneciente al sagrario de la catedral de México, fechado en 1669.
Los primeros trabajos localizados de Villalpando se remontan al año 1675, en el retablo mayor del convento franciscano de San Martín de Tours de Huaquechula, donde se encuentran 17 lienzos dedicados a santos franciscanos, ocho a la vida de la Virgen y un Cristo crucificado. Otras de sus dos primeras obras fueron los retablos de Azcapotzalco (1681) y el Retablo de Ánimas en Xochimilco (1680).2

Aquí una imagen de la red, del retablo del convento de San Martín de Tours:


En el Museo hay varias obras de Villalpando, comparando sus pinturas con otras de la época:


Esta Inmaculada Concepción de arriba, es de Diego de Borgraf, de 1685.

Aquí arriba la de Villalpando, pintada entre 1680 y 1689.

Aquí dos obras famosas del autor:


Adán y Eva en el Paraíso, de 1689.


La Sagrada Familia, entre 1680 y 1689.

Nos llamó la atención esta 'arquitectura efímera', imitaciones hechas de retablos interiores de las iglesias, que se construían para que pasara el nuevo Virrey. Se complementaban con poemas y alegorías, y aunque estaban hechos de materiales como tela, madera o pasta, se trataba de imitar los materiales preciosos como joyas o mármoles del interior.


Aquí una pieza de talavera poblana, que nos recuerda mucho a los trabajos hechos en Portugal o España:


En una de las salas, nos gustó mucho la idea de los espejos, que permitían ver los frisos del techo sin cansarse el cuello:


Y hablando de cansarse, aquí un área para los que ya no quieren seguir, que aprovechó muy bien Ramoncito:


Besos poblanos.

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