miércoles, 11 de octubre de 2017

Copenhague

Queridos,

Después de unas semanas de ausencia, volvemos desatados. Llevábamos un año esperando este viaje con los hijos. Lo planearon los grandes y nos incluyeron, lo cual nos hizo sentir honrados. Fabián y Fer, su novia, (que a partir del crucero ya es su prometida) llegaron a París unos días antes y Mariana vino para acompañarnos y pasearlos para que conocieran lugares menos turísticos (aunque no podían perder además lo que todo visitante tiene que recorrer).

Como conocimos varias ciudades, para no agobiarlos, dividiré las reseñas de una por una.

Pasamos unos días hermosos antes de viajar:


Después de 5 días, Mariana se fue y volamos hacia Copenhague.

La mejor forma que hemos encontrado para ver lo más posible en poco tiempo, es tomar el Turibus, que en todos los lugares se llama Hop On- Hop Off, y después de dar la vuelta bajarnos en lo que nos pareció lo relevante. A cambio, la visita es un poco de Europaisaje (esos que van en los autobuses sólo embarrándose de lugares y tomando fotos, y luego no sabiendo ni en qué país era qué foto), pero no se puede todo en la vida.

La primera tarde caminamos del hotel al centro y nos encontramos con este parque de diversiones, Tivoli, que parece valer mucho la pena:


Luego pasamos por la estación de trenes, con las que siempre pienso en Juan:




Si además del autobus, el lugar tiene río, lo mejor es tomar el barco que también da una paseadita por los lugares emblemáticos. Los colores son bellos, pero el cielo no ayudó mucho a resaltarlos. Hacía frío y llovía, así que abría la ventana para tomar la foto y la cerraba para no empaparme... Aún así, la guía nos hizo muy agradable el paseo, con su perfecto danés, inglés e italiano.



Este edificio de abajo, la antigua bolsa de Copenhague se construyó entre finales del siglo XVI  y principios del XVII por orden del monarca Christian IV, un gran impulsor de la actividad comercial de la capital danesa. Y en efecto, hasta mediados del siglo XIX el edificio fue escenario de negociaciones y transacciones comerciales que lo convirtieron en uno de los ejes fundamentales de la vida económica danesa hasta que la bolsa fue trasladada a un edificio más moderno.


Es uno de los más famosos y queridos en Copenhague; de corte renacentista y ladrillo rojo (que de un primer vistazo nos recordó a las fachadas típicas de Amsterdam), su diseño corrió a cargo de los arquitectos Lorentz y Hans van Steenwinckel. 

Con sus casi 55 metros de altura, el altísimo chapitel que se ve, sobresale en el contorno de la ciudad. Está compuesto por varias colas de dragón (que acabaron pareciéndose más a unos cocodrilos), concretamente son cuatro, y representan a los cuatro países nórdicos (Dinamarca, Suecia, Noruega y Finlandia).

Además de los edificios típicos daneses, nos encontramos también con construcciones modernas muy interesantes, como la Ópera. La Fundación A.P. Møller y Chastine Mc-Kinney Møller donó el Teatro de la Ópera al Estado danés en agosto de 2000 (A.P. Møller fue cofundador de la compañía multinacional danesa Mærsk). En algunos sectores se sintieron ofendidos por la donación privada, en parte porque el costo total del proyecto sería deducible de los impuestos, obligando al gobierno a comprar el edificio. Pero el parlamento (Folketing) y el gobierno danés lo aceptaron en el otoño de 2000. 


Está considerado uno de los teatros más modernos del mundo. Se encuentra también entre las óperas más costosas del planeta con un precio de construcción superior a los 500 millones de dólares.


También aquí puede uno vivir en un peniche, y supongo que es tan caro y complicado como en París.

Los puentes de los canales son tan bajos que le dicen a uno todo el tiempo que cuide la cabeza. Este en especial, el más bajo y angosto de todos, también le piden que no saque ni los dedos, Ustedes juzgarán por qué:




Nos sentíamos dentro de un aparato de resonancia magnética.

Y bueno, no puede faltar en la visita, la famosa Sirenita. Hace unos años recibí unas fotos que mostraban lo que uno espera ver en los lugares y lo que realmente se encuentra. Este es uno de los casos. La Sirenita es el monumento más fotografiado de Dinamarca, con 50 millones de fotos al año. Cuentan que le han cortado la cabeza dos veces (y robado por supuesto), y que al parecer no es la original, sino que los herederos del escultor decidieron poner una réplica y guardar la verdadera para ellos.

Como les decía, uno espera esto:


Y encuentra esto:


Es tan pequeña...

Después del paseo caminamos por las calles del centro, que disfrutamos además por ir juntos:




Encontramos este edificio que no pudimos saber qué era pero nos pareció imponente:



Luego decidimos comer algo típico danés. La comida no parece muy variada. Nos dijeron que así comen las hamburguesas aquí:


Cuando pregunté lo que tenía me dijeron "salsa café" (¡Ah!). Una especie de gravy que me hizo prácticamente dormir sentada... Pero estaba sabrosa.

Después de la visita a la ciudad empezó la diversión: ¡nos embarcamos! Todos muy emocionados...


Besos daneses y continuará...

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