sábado, 2 de septiembre de 2017

Parc de Sceaux

Queridos,

París está rodeado de verde. Basta subirse al primer tren suburbano que se encuentre, y bajarse donde uno vea árboles, para sorprenderse.

Esta vez, sabíamos de la existencia de este parque y no quisimos dejar pasar el verano para disfrutarlo. Se encuentra a una media hora de la ciudad y unos minutos caminando desde la estación del tren.

Nos sorprendió en el camino encontrar casas parecidas a las de las Lomas en México...



Esta de arriba ocupaba TODA LA MANZANA. La barda cerrada no dejaba ver adentro, pero podíamos imaginarnos... Nos dijeron que varios artistas viven en esta zona.

Un poco de historia:

El parque tiene 181 hectáreas, diseñado por Le Nôtre en los terrenos de Juan Bautista Colbert. El palacio que albergó fue destruido en la época del Consulado (Napoleón), entre 1802 y 1804.
Este castillo fue la residencia de la duquesa de Maine, nuera de Luis XIV.
El castillo actual, mucho más pequeño, edificado por el segundo duque de Trévise, hijo del mariscal Adolphe Édouard Casimir Joseph Mortier, en el Segundo Imperio, es de estilo neo-Luis XIII.

Aunque no lo visitamos es un museo importante, que tiene obras provenientes del Museo Carnavalet, el Orangerie entre otros.


Uno entra y se llena de color y aromas.






El parque cuenta con una alberca, canchas de tenis, futbol y rugby.

Imposible recorrerlo todo, pero no importa qué camino se tome, no decepciona.




¿Qué historia contará este tronco? Hace tiempo alguien me dijo, "El hombre es como el árbol, se mide cuando está caído"...




El lugar está lleno de esculturas,




y fuentes que aún sin agua son hermosas...



Después de unos minutos de caminata llega uno al estanque,



Aquí una foto de la red de otra área del estanque:


Me sorprendió ver un pato durmiendo (¿sabían que lo hacen en una sola pata? yo no).



Y creo que me sorprendió aún más ver a estas dos señoras, frente a esa belleza, y mejor atentas a sus pequeñas pantallas... la tecnología no perdona edad.




Ramón venía muy preparado cargando nuestra maleta de pique-nique (como dicen aquí), que nos heredó Mariana...



En una de las escaleras para llegar al estanque sorprenden estas dos esculturas,







Y pues al pie de una de ellas decidimos sacar nuestras tortas...


Encantados de que en Francia uno pueda beber a pleno sol...

Pero como no traíamos postre, y no puede faltar el lugar para surtirse,


Decidimos tomarnos un helado "artesanal"


Compartimos la mesa con un par de franceses que viven en Antony, una pequeña ciudad al otro lado del parque, (muy cerca del aeropuerto de Orly) y que simplemente tenían ganas de platicar.

En Francia es muy sencillo pasar un lindo día.

Besos simples.




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