Como les decía, esta ciudad nos dejó tan encantados que decidí reseñarla aparte.
Lo primero que nos encontramos al llegar, es una de esas maravillas del arte urbano, un muro enorme pintado; hemos visto muy pocos en vivo, aunque muchos en fotografías:
Un poco de historia:
Fougères (en galo Foujerr, en bretón Felger) es una ciudad de Francia situada en la región de Bretaña y en el departamento Ille y Vilaine.
La creación de Fougères remonta a la Edad Media. La primera mención del castillo de Fougères data de finales del siglo X, cuando era una simple edificación de madera sobre un espolón rocoso que controlaba el valle del Nançon. Entorno al mismo surgió la población de la ciudad baja, si bien a partir del siglo XII comienza a surgir la ciudad alta, quedando la ciudad organizada en dos parroquias: Saint-Sulpice y Saint-Léonard.
El castillo sigue agrandándose mientras tanto, acorde a su papel estratégico como plaza fuerte de la frontera del ducado de Bretaña, lo que no excluye que sus señores busquen a veces el favor del reino de Francia y que Fougères sufra diversos episodios armados durante todo el resto de la Edad Media, hasta su definitiva anexión a Francia en 1488.
El castillo es de cuento, qué hubiéramos dado, de niños, por haber hecho una visita así...
Está doblemente resguardado, no sólo por las murallas sino por el foso natural que genera el río Nançon.
Es uno de los conjuntos medievales más imponentes y mejor conservados no sólo de la región, sino de toda Francia.
Es muy interesante pasar por estas puertas, construcciones casi milenarias llenas de historia, pero ¿se les antojaría haber vivido en esa época? A mí no, aún siendo la princesa...
Esas ruedas se utilizaban para generar energía (ahora tan de moda, las energías "renovables"), seguro cerraban alguna de las puertas que aislaban el castillo...
Aquí literalmente, una ventana al cielo...
Rendijas y ventanas por donde uno se asome, (aunque antes no eran sólo adorno, las usaban para disparar).
Por cierto, el nombre "Fougères" viene de la planta, que en español significa "helecho". Hay un parque público con una hermosa colección de ellos:
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjBFJz2xE2aWw2mfZbRJdUDOCb0EUUnOpEiVvh8hfKT_73YXlIhORecnW9FidZAGXVija2q7RpVTLjGlZS5YppBNnOu6a6EITCXmeP0p3aVv3NYfQPZUJM46OqiMoDK7t7hl_U7QAGO_l8/s640/Helechos.jpg)
Y donde pasa el agua (¡y miren que pasa!), nacen los helechos...
En el jardín público puede uno quedarse muchas horas, simplemente escuchando la "orquesta" del agua corriendo...
Por donde quiera que uno vaya, callecitas y puentes. Les comparto unas cuantas calles:
No importa a dónde lleguen, el chiste es recorrerlas, un poco como la vida...
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgUqy0claBkypwDki_L5Q8AOFL1-b0z_HpE3hBaCJjjGDaJBIJ2zHIXfD9ioiuYCBzso0FHpKBp4yjjk5Cg6rodaU4ir2aOi79b_FMAS3muWj4b15lZnx7zn1zZ1PgZMhfZOy5Umn-o_JA/s640/Callecita+4.jpg)
De sueño este lugar.
Ahora un par de puentes:
No quiere uno irse de allí...
Muy cerca del castillo, se encuentra la iglesia de Saint Sulpice (por cierto, debe ser muy venerado este santo, porque hay muchas iglesias con su nombre en Francia). Por dentro no vale mucho la pena, pero por fuera es una joya.
Algunas casas están todavía cargadas de historia:
En el camino nos sorprendió mucho encontrar un árbol de kiwi, ¿lo conocían? Yo no, pensé que esta fruta sólo se daba en Nueva Zelanda. Ya ven que no...
Ganas de alzar la mano y llevarse uno...
Al sentarnos a comer, vimos a esta señora, que no tenía menos de 80 años, con su bicicleta. Llegó con quien creemos era su hijo, y hablaban holandés. Cómo sorprende la cultura de la bicicleta que tienen...
Otro detalle hermoso al pasar:
Y como les decía al principio, todo este viaje se originó para ir a la exposición de Pastel, y la demostración que Patrice Latger hizo en ella. Aquí la foto que escogió para pintar:
Aquí el proceso:
La demostración dura aproximadamente dos horas, y aunque el cuadro se termina en su casa, da una idea bastante clara de lo que se puede hacer.
Después de la clase, el domingo, emprendimos la retirada a nuestra bella ciudad.
Al volver a París, Ramón poniendo en práctica lo aprendido...
Besos felices.
Me encantan tus relatos!!
ResponderEliminarY me encanta la pintura de Ramón (mucho más linda que la del maestro)!!
Besos y sigan disfrutando!!
Gracias Gabi querida! Un gran abrazo hasta allá!
EliminarGabriela Carazo
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