lunes, 13 de marzo de 2017

México en Francia

Queridos,
Quien me ha seguido estos años sabe que estas crónicas empezaron siendo Parisinas. La vida nos llevó después a Canadá y los colores se volvieron rojos y blancos.

Ahora volvemos a París. Arrancados de Canadá llegamos para encontrarnos con la hermosa oferta cultural que ofrece esta mágica ciudad...

Ramón viene también como director de la UNAM, ahora UNAM-FRANCIA, un Centro de Estudios Mexicanos, especie de embajada académica y cultural que está hospedada en La Sorbona, en la escuela de Medicina, en pleno corazón de Saint Germain. Una delicia.

Es hasta ahora, dos meses después de la llegada, que tengo la calma para reseñarles esos primeros días, antes de instalarnos, en los que tuvimos el privilegio de que el Dr Enrique Graue le diera posesión a Ramón.

El primer día, en visita VIP, nos llevaron a una exposición en el Grand Palais, de pintura y escultura de México de 1900 a 1950. Fue riquísima, y me encantaría poder compartirles todas las obras, por cierto, estoy asombrada que ahora ya se permite tomar fotos en las exposiciones temporales. Eso hará todo más fácil, aunque quien me conoce ya sabe que me volví casi una espía para tomar fotos!


Aunque no tan frío como Canadá, París nos recibió con su dosis de viento helado. De todos modos paseamos muy contentos por las calles, aún de noche.



Bueno, pues les hablaba de la exposición, les comparto algunas maravillas:




Esta primera nos impresionó, por el hermoso manejo del claroscuro, parecía de la escuela holandesa! Se llama El Velorio, de José María Jara, de 1909.



Escena de Calle Nocturna, de Roberto Montenegro, de 1910. Es clara la influencia parisina de todos nuestros pintores y escultores a principios del siglo XX. Hay algunas que bien podrían ser Monet...



Díganme si no, esta podría perfectamente estar en el D'Orsay o el Orangerie. Se trata del Paseo de los Melancólicos, de Diego Rivera, en 1904.


Esta, muy impresionante, La Muerte, de José Clemente Orozco, en 1925 a 1928.


Y como bien dijo Ramón, aquí tienen el primer "selfie" de la historia, Autoretrato (El gran Coronel) de David Alfaro Siqueiros, en 1945.


Aquí, Mujer con Alcatraces, de nuestro gran Rivera. Me contó Mercedes, que parece que Rivera empezó a pintar flores "por encargo", le gustaban a la esposa del Sr. Azcárraga, quién nos iba a decir que después de esos primeros alcatraces todo el mundo lo identificaría al ver uno.


Aquí Adriana muy orgullosa, frente a un cuadro de su tío abuelo, Antonio Ruiz, "El Corcito", que pintó El sueño de la Malinche en 1939. Les comparto el cuadro más grande:



Esta escultura, más moderna, Grupo de Mujeres, de Francisco Zúñiga, de 1974.


Cualquier parecido de esta cara con la realidad es pura casualidad. Ion Antonescu, de Miguel Covarrubias, 1944.





Un rinconcito lleno de color, para que no nos olvidemos...




Gran comienzo para Ramón, esperemos hacer un digno papel.

Nuevamente, ¡Besos parisinos!



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