lunes, 19 de noviembre de 2018

Londres 1

Queridos,
Cómo es que había vivido sin conocer Londres... Esta entrada se las dedico a Max y Dulce, que vivieron tanto tiempo aquí, y ya me imagino lo que lo gozaron.
Pues estos tres días me bastaron para enamorarme de esta ciudad. No sé si fue el momento, ya casi de la despedida de Europa, o el buen trato que recibimos de todos, qué sé yo, pero se me hicieron segundos...

Al reservar hace unos meses no sabía que llegaríamos en plena conmemoración del Centenario del Armisticio de la Primera Guerra Mundial, lo que complicó un poco la visita porque hubo muchas cosas cerradas, y la ciudad, de por sí llena, ahora estaba repleta.
El clima, que siempre parece gris, nos dejó disfrutar bastante, fuera de un par de aguaceros, en los cuales corrimos a guarecernos en un restaurante.

Reseñar la ciudad en una sola entrada, es tan irrespetuoso como hacerlo con París, así que lo haré en tres, que aún así resulta cortísimo. En las dos primeras les compartiré algunas de las imágenes de la ciudad, y en la tercera, la breve visita a la Galería Nacional y el Museo Británico. Ambos arrolladores, que  hubieran necesitado semanas enteras, y lo hicimos en un par de horas; triste es la vida del turista, que se prenda de un lugar y no puede quedarse...


Además de las icónicas casetas telefónicas, nos encantaron los autobuses de dos pisos, cuando tiene uno la suerte de ir arriba en la primera fila, la vista es maravillosa.


Lo primero que hicimos al llegar fue visitar la sede de la UNAM-LONDRES, situada en el Kings College, en uno de los edificios que están cerca de la estación Waterloo. De allí caminamos por la orilla del Támesis. Esta imagen muestra el edificio de una empresa llamada OXO, y nos llamó la atención porque supimos que frente al río nadie puede anunciarse, pero se dieron la maña, observen la torre...
El edificio de atrás el de cristal y curvo, le encantó a Ramón.

Como lo hacemos siempre que no conocemos una ciudad, tomamos el Turibús, esta vez 48 horas, para alcanzar a ver algo más. Sorprende la cantidad de parques que hay. Como el clima, aunque frío, nos permitió viajar en la parte de arriba al descubierto, pude captar más imágenes:



Una de las cosas que más me gustó es la audacia que tienen los ingleses para combinar la arquitectura clásica con la modernidad. Claro que eso lo hace muy distinto de París, donde casi todo se parece, pero me encantó ver el contraste. Ya les mostraré algunas...


Este edificio por ejemplo, el Shard (el fragmento de vidrio) ​​ es un rascacielos de 95 plantas situado en la zona de Southwark,  diseñado por el arquitecto italiano Renzo Piano. Con una altura de 309,7 m, es el edificio más alto del Reino Unido, en el corazón del Londres histórico. Nos llamó la atención la cantidad de grúas que hay en la ciudad, que sólo hablan de más y más construcción.



Este pareciera ser el Puente de Londres, pero en realidad se llama el Puente de la Torre.



Tomar el turibús incluía una vuelta en el barquito, que nos dejó ver el puente por abajo, y poderles compartir esta imagen.

Este puente lleva a la Torre de Londres. Les comparto algo de su historia:
Se fundó hacia finales de 1066 como parte de la conquista normanda de Inglaterra. La Torre Blanca, que da nombre al castillo entero, fue construido por Guillermo el Conquistador en 1078, convirtiéndose en símbolo de la opresión en Londres por parte de la nueva élite gobernante. Desde al menos 1100, el castillo fue usado como prisión, aunque no era este el propósito primario.
En conjunto, la Torre es un complejo de varios edificios situado dentro de dos anillos concéntricos de muros defensivos y un foso; el castillo se amplió en varias fases, sobre todo bajo el mandato de Ricardo Corazón de LeónEnrique III y Eduardo I en los siglos XII y XIII. La disposición general de finales del siglo XIII se ha mantenido a pesar de la actividad posterior.


La Torre de Londres ha representado un destacado papel en la historia de Inglaterra. Fue sitiada en varias ocasiones y tenerla controlada era importante para controlar el país. La torre ha servido como armeríatesorería, casa de fieras, Real Casa de la Moneda, registros públicos, y casa de las joyas de la Corona del Reino Unido.
Desde inicios del siglo XIV hasta el reinado de Carlos II, se organizaba una procesión desde la torre hasta la abadía de Westminster en la coronación de un nuevo monarca. Cabe destacar que en ausencia del monarca, el guardia de la torre es el encargado del castillo (la de guardia era una posición de confianza en el periodo medieval). A finales del siglo XV, el castillo se convirtió en prisión. Bajo el reinado de los Tudor, la torre se usó menos como residencia, y a pesar de los intentos por refortificar y reparar el castillo, el desarrollo de sus defensas quedaron atrás por dedicarse a la artillería.
El apogeo del uso del castillo como prisión sobrevino en los siglos XVI y XVII, cuando personajes como Isabel I (antes de convertirse en reina) cayeron en desgracia y fueron retenidas entre estos muros. Este uso ha derivado en el dicho «enviar a la Torre» como sinónimo de «enviar a prisión». A pesar de su reputación como lugar de tortura y muerte, popularizada por los religiosos del siglo XVI y los escritores del siglo XIX, solo siete personas fueron ejecutadas dentro de la torre antes de las Guerras Mundiales. Las ejecuciones normalmente se llevaban a cabo en la Colina de la Torre (Tower Hill), al norte del castillo, que en un periodo de 400 años fue testigo de 112 ejecuciones.
En la segunda mitad del siglo XX, instituciones como la Casa de la Moneda se trasladaron a otras localidades, desde la Torre de Londres, dejando muchos edificios vacíos. Los arquitectos Anthony Salvin y John Taylor aprovecharon entonces la oportunidad de restaurar la torre a su apariencia original medieval, retirando muchas de las estructuras postmedievales que permanecían vacías. 

Esta imagen aérea es de la red, así que les pongo el reconocimiento del autor:
De © Hilarmont (Kempten), CC BY-SA 3.0 de, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=38250655
Durante las Guerras Mundiales, la torre se usó de nuevo como prisión, presenciando las ejecuciones de doce personas por espionaje. Después de las guerras, el daño causado se reparó y el castillo reabrió sus puertas al público. Hoy en día, la Torre de Londres es una de las atracciones turísticas más famosas del país. El mantenimiento corre a cargo de la institución benéfica Historic Royal Palaces (Palacios Reales Históricos), y fue declarada en 1988 Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, por tratarse de una fortaleza del medievo normando excepcionalmente bien conservada y por su significación como centro de poder ininterrumpido durante siglos y siglos de historia británica y europea.1
Como era el fin de semana del armisticio, todo el jardín y foso de la Torre estaba lleno de unas pequeñas lamparitas hechas con un medio coco, que el sábado en la noche se prendieron.
Es interesante que uno pueda encontrar letreros como estos, a la entrada:


Y siguiendo el paseo en el barquito, junto a estos edificios medievales, se encuentra uno con la modernidad; aunque dicen que los londinenses no son tan adeptos a las nuevas construcciones, y cada vez que aparece una, le ponen los apodos más extraños; estos de abajo por ejemplo, se llaman "el woki-toki", "el rallador de queso", y "el pepino" (ese edificio que parece una bala y que se alcanza a ver sólo la punta).



Aquí de nuevo el Shard, reflejado en los otros:



Aquí un par de puentes más, para que vean los contrastes. Este de abajo, el Millenium, peatonal, que en un principio se movía mientras pasaban las personas, luego lo fijaron (parece que no les gustó tanto el movimiento). Lleva directamente a la catedral de San Paul.



Aquí una imagen de San Paul que tomé desde el autobús:


Este otro de abajo, es un puente por donde pasa el tren, me llamaron mucho la atención estas columnas rojas, donde seguro habría otro antes...


Aquí la imagen de la famosa rueda de la fortuna, que se llama London Eye (y miren que se puede ver Londres desde allí). Es una rueda que no se detiene, los visitantes se bajan mientras va dando la vuelta muy lentamente...




Al otro día nos tocó pasear por la zona de Westminster, donde estaba en pleno la celebración. Había cantos, gaitas, mucha gente y miren la cantidad de taxis esperando a los que llegaban a conmemorar:



Sorprende la cantidad de tráfico que hay, a pesar de que mucha gente usa el transporte público, que es muy bueno. Lo que sí nos costó trabajo fue aprender a cruzar la calle, volteando a ver al lado contrario, al llegar estuve a punto de ser arrollada por el primer autobús que vi (más bien no vi)...

Bueno, les hablaba de Westminster, donde se encuentra el Parlamento, con su torre del reloj (Big Ben, que por cierto, durante tres años estará cubierta, por mantenimiento).





Aquí otra toma con Ramoncito frente a una escultura de Rodin.

No podíamos dejar de visitar la Abadía, con su enorme historia y la cantidad de personajes importantes enterrados ahí. Ramón quiso irle a mostrar sus respetos a Newton y Darwin. Como es un lugar donde acuden los reyes (el domingo por ejemplo, como hubo tres misas, no pudo entrar nadie a visitar), está muy vigilado y no se pueden tomar fotos. Pueden imaginarse que aquí no me atreví a hacerlo a escondidas, por miedo a terminar en prisión, jaja!

A la entrada, había miles de pequeñas cruces de madera que los familiares de los soldados caídos fueron a poner, para que su nombre estuviera presente:



Aquí un par de fotos del exterior.




Una pequeña parte de la historia de la abadía:


La abadía de Westminster o Iglesia colegiata de San Pedro de Westminster (en inglésWestminster Abbey) es una iglesia gótica anglicana del tamaño de una catedral. Está localizada en WestminsterLondres, al lado del palacio de Westminster, el Parlamento. Es el lugar tradicional para las coronaciones y entierros de los monarcas ingleses y, más tarde, los monarcas británicos. La abadía tiene, además, muchos sepulcros de otros miembros de la familia real, aristócratas y personalidades ilustres.
No recibe fondos públicos, y sus ingresos para 1999-2000 se estimaban en 8,7 millones de libras, incluyendo las entradas abonadas por más de 1 250 000 visitantes. Emplea a unas 200 personas, además de contar con 280 voluntarios.1
Esta imagen tomada de la red.
Aunque de 1540 a 1550 tenía estatus de catedral, a partir de 15592​ fue designada como una de las Royal Peculiars.3
La Unesco nombró a la abadía, junto con el Palacio de Westminster y la iglesia de Santa Margarita como Patrimonio de la Humanidad en 1987.4

Esta otra imagen también de la red (que tomó algún valiente).
A mi pesar, pero para no cansarlos aquí los dejo, y les completo la visita en la siguiente...
Besos ingleses.



domingo, 4 de noviembre de 2018

Museo Fragonard

Queridos,
Quien me sigue desde hace varios años, se acordará que visité este museo en 2012. Ahora lo hice en otro recinto (tienen dos sedes), más grande y de hecho más organizado. Esta vez pudimos escoger en qué idioma queríamos la explicación, dado que las visitas son siempre guiadas, (la otra vez lo hice sola y no permitían fotos).

Primero les cuento que la Casa Fragonard de perfumes, no exporta y básicamente no se anuncia. Sólo vende en sus tiendas y en los museos que tiene en París y en Grasse.

La historia del perfume ya se las he contado, dado que reseñé el otro Museo del Perfume, más nuevo, hace unos meses. Aquí les daré algunos datos más, sobre el uso del perfume en Francia.


El museo está a dos pasos de la Ópera Garnier, en 3-5 square Louis Jouvet. Aquí arriba una imagen de la puerta de entrada.

La visita empieza con diversas imágenes de la enorme variedad de flores que se utilizan (entre otras cosas) para producir un perfume:



A pesar del avance de la tecnología, la recolección de las flores sigue siendo a mano, por ser tan delicadas:



Siempre es bueno recordar la cantidad de flores que se necesitan para hacer un perfume, y así comprender el precio que se paga por ellos:




Hay dos procesos para obtener el aceite esencial de las flores:



Se puede hacer en estos enormes recipientes, y añadiéndoles solventes (ciertos alcoholes), dejándolos reposar varias horas, y esta es la forma más moderna,




O de la forma más tradicional, a base de destilación, en estos alambiques.
De las dos maneras, se obtiene una pequeña cantidad de "absoluto", en el caso de los solventes, o de aceite esencial, en el caso de la destilación.

Antiguamente, se hacía de forma mucho más delicada y lenta, obteniendo el aceite a base de grasa animal a la que se le añadían las flores, y luego destilándolo. El proceso tardaba un mes, y cada día había que cambiar las flores:



Este proceso ya no se usa más.

En la visita nos mostraron algunas imágenes del origen de los productos que se usan:







Pasamos luego a la zona de las "notas". En estos frascos se pueden oler todos los aromas que se utilizan para hacer sus perfumes.

Un dato muy interesante fue conocer la Pirámide Olfativa:



Un perfume va cambiando de aroma conforme pasan las horas. Las primeras notas que manda se llaman "de cabeza": son las notas cítricas, que duran de cero a dos horas. Son las esencias como el limón, la naranja, la bergamota, el azahar. O las flores como la lavanda, la menta, el tomillo o la mejorana.

Después el perfume pasa a las notas "de corazón", aquí están las notas que llaman "verdes", como el geranio, la violeta o el narciso; y las notas "florales", aquí entra la rosa, el jazmín, el iris; también las "frutales", como la ciruela, el melón, la frambuesa. También surgen las notas "especiadas" como la nuez moscada, el jengibre, la canela, el cardamomo, el clavo. Estos aromas son perceptibles de la segunda a la cuarta hora.

Finalmente llegan las notas "de fondo", notas más "maderadas" u "orientales": chocolate, vainilla, cedro, patchouli. Estas pueden durar hasta 24 horas. Un perfume que se precia de bueno, debe llegar hasta aquí.

La diferencia en el tiempo que queda el perfume en la piel, se debe a la concentración de las esencias y el fijador.

Y ahora pasemos a otra cosa.
En un principio, los perfumes no se vendían envasados. Las personas llevaban sus propios frascos para se llenados con el producto que escogían.
Se pueden imaginar entonces, el comercio de los recipientes, y lo que llegaban a costar.
Aquí varios ejemplos:








También mostraban algunos "necesaires", con algunas cosas que tal vez ahora no nos parecerían tan "necesarias":



Algo que nos llamó mucho la atención fue esta caja de "moscas":



Resulta que las mujeres de hace unos siglos, para ocultar las imperfecciones de la cara, se ponían unos lunares de terciopelo, que se pegaban fácilmente a la piel, debido a la cantidad de grasa y maquillaje que tenían encima. Podían tener hasta 14 lunares a la vez... (sin comentarios).


Todos sabemos que el perfume, entre otras cosas, se usaba para disimular los olores corporales debido a la falta de baño. La Iglesia en esa época, por ejemplo, recomendaba evitar, SOBRE TODO, el agua y el jabón, que podía abrir los poros y permitir la entrada de las enfermedades...

Entonces, además de rociarse con perfume, llenaban las habitaciones con olores fuertes, miren estos difusores. En general tenían productos sólidos como incienso o madera, que con el calor aligeraban un poco el dolor olfativo...





Con el paso del tiempo, los perfumeros encontraron que podían vender los perfumes envasados. Así empezaron los primeros frascos. Este, de los icónicos de Fragonard, que envasaba el perfume "Gardenia", estaba diseñado por Lalique. En ese tiempo todavía valía tanto el perfume como el frasco.



Pero todo es mercadotecnia, y para abaratar el producto y que llegara a un mercado mayor, los frascos fueron volviéndose más accesibles y empezaron a surgir las etiquetas:




Aquí los fundadores de Fragonard, en 1910 en Grasse, Jeanne y Eugène Fuchs:



Si uno está verdaderamente interesado en el tema, puede tomar un taller de dos horas, en inglés o francés, y hacer su propio perfume:



Al salir de la visita, se encuentra uno con la tienda. Ahí nos dieron una demostración práctica de diferentes aromas, y luego nos ofrecieron un jugoso descuento en caso de querer consumir. Ya se pueden imaginar:





Besos perfumados.