Después de pasar un día en Copenhague, el barco la emprende por el Báltico y el primer puerto que toca es Warnemünde. Este es un pequeño pueblo desde donde llevan a los pasajeros a Berlín en tren. El trayecto es de dos horas y decidimos no ir, habíamos estado hace unos años allí y nos daba flojera la embarrada que pueden darte de ciudad en un sólo día. Así que decidimos pasear por el pueblito, y tomar un tren hacia Rostock, una ciudad a media hora de allí.
Un poco de historia:
La historia de Rostock comenzó alrededor del año 1200, con el establecimiento de comerciantes alemanes, y como ciudad hanseática mantuvo amplias relaciones comerciales con el Norte, el Este y el Oeste de Europa. El estuario del río Warnow, a cuyas orillas se encuentra la ciudad, representaba el emplazamiento ideal para una ciudad y puerto comercial.
En 1419 se fundó aquí la primera Universidad del Norte de Europa. La prosperidad y la situación estratégica de la ciudad provocaron la envidia de los daneses y suecos, que la ocuparon dos veces: La primera durante la Guerra de los Treinta Años (1618-1648) y la segunda entre 1700 y 1721. Entretanto, un gran incendio había destruido buena parte de la ciudad (1677). La reactivación económica llegó con la industrialización a mediados del siglo XIX. Entonces contaba con la mayor flota mercante de toda la costa báltica. Sin embargo, este progreso se terminó de forma abrupta como consecuencia de la Primera Guerra Mundial (1914-1918) y de la depresión de los años treinta.
Durante el régimen nazi, Rostock fue la sede de una potente industria aeronáutica y naval que proveía de armamento al ejército alemán. Los primeros aviones de reacción fueron desarrollados y probados en la ciudad. En la Segunda Guerra Mundial, los aliados bombardearon intensamente la ciudad durante 1942 con el objetivo de destruir el entramado industrial. Como resultado, la ciudad quedó casi completamente devastada. En 1945 fue tomada por el Ejército Rojo, y formó parte de la zona de intervención soviética y, más tarde, de la República Democrática Alemana (RDA).
Durante el periodo de la RDA, la ciudad fue considerada como el símbolo de la recuperación de la Alemania Oriental. Fue reconstruida en su práctica totalidad siguiendo la planta y el diseño previo a la guerra, y los edificios del casco antiguo fueron restaurados. En esta época, Rostock fue el principal puerto comercial de la RDA, y el comercio y la construcción naval centraban su economía.
Tras la Reunificación Alemana, continúa siendo el motor económico del Estado de Mecklemburgo-Pomerania Occidental, si bien la capital se encuentra en la ciudad de Schwerin.
Estas dos imágenes de arriba fueron tomadas de la red, nosotros en el autobús no tuvimos esa panorámica.
Ya en la plaza principal nos dedicamos a divertirnos.
Muchas veces he dicho que los mejores momentos de los viajes los pasamos con una copa de vino en la mano, sentados en alguna plaza, comiendo el plato de la región, y viendo pasar todo tipo de personas. Este fue el caso.
Sentados en la plaza teníamos a un lado esta iglesia,
y en la otra esquina el Ayuntamiento.
En medio, estas dos esculturas:
Yo señalando lo obvio...
...o aprovechando una banca diferente.
Al pasar por la callecita comercial encontramos a este señor cantando ópera, así nomás, y después de dejarle un billetito, nos atrevimos a tomarle un minuto de video, ojalá lo disfruten:
https://youtu.be/c8oThg285A0
Después de un par de horas en esta linda ciudad, regresamos a Warnemünde, a dar una vuelta por su casi única calle de tiendas. Es un pueblo pesquero cuya economía se complementa con el turismo de cruceros.
En los dos lados del río hay tiendas típicas, donde cada día que llegan los barcos, el pueblo se llena de vida.
Ya de regreso, es muy agradable pasar un rato en el balcón del camarote:
simplemente viendo ponerse el sol...
Besos tranquilos. Continuará...