domingo, 11 de diciembre de 2016

Con los ojos del adiós

Queridos,
Es extraña esta sensación de saber que estás viendo algo por última vez. Así nos empieza a pasar con casi todas las cosas. Hoy decidimos caminar por el Puente Alexandra para visitar el Museo de la Moneda. Hace años que queríamos hacerlo, ahora nos apuramos, porque ya nos vamos...

Todo lo que veíamos tenía un color diferente. "El último otoño", "La última vez que lo cruzamos a pie", "La última visita al Museo de Bellas Artes"... Eso deberíamos decirlo siempre, pero ya ven, así es la vida, creemos que la tenemos comprada.

Primero el paisaje, los rojos y amarillos desde el puente:







Llegamos al Museo. No se permiten fotos, ya que hay literalmente millones de dólares metidos en oro y plata. Interesante saber que en esta Casa de Moneda se fabrican monedas para 88 países (incluyendo México), pero no para Canadá, éstas las hacen en Winnipeg. Lo que sí se hace aquí son las monedas para inversión, las de plata y oro, y las medallas, las conmemorativas o la de las Olimpiadas como las de Vancouver de 2012. Algo que aprendimos es que hasta ese año, las Paraolimpiadas tenían medallas más pequeñas. A partir de ésta, los atletas paraolímpicos recibieron algo igual a los otros. Otra cosa bonita es que estas medallas, más de mil, formaban un rompecabezas, eran cuasi redondas o cuasi cuadradas. A cada ganador se le dio una mascada en donde se veía el rompecabezas completo, indicándole cuál pieza era la suya. Lindo.

Los rollos de plata y oro que nos enseñaron estaban impresionantes. La mitad del trabajo estaba hecha por robots, pero casi siempre con alguien supervisando el resultado.

Otra cosa simpática (y patética a la vez) es que hace unos años Canadá empezó a hacer monedas de colores. A las pocas semanas todas las que cruzaron EUA fueron confiscadas porque los americanos pensaron que eran monedas "espías", creían que tenían una cámara integrada. El miedo no anda en burro...

Después de la visita pasas a la tienda, donde hay monedas hermosas, pero uno se pregunta dónde ponerlas después de comprarlas. Te permiten cargar un lingote de oro que pesa más de 30 kilos, bien amarrado y vigilado.


A mí me costó más trabajo,



Piece of cake para Ramón.

Salimos de ahí a tomarnos la típica foto...




De hecho, no tan típicas...

Y queriendo llevarnos todo el otoño, al menos nos llevamos los colores:



Este es mi arbusto favorito, le da al otoño un color rojo cereza inigualable:



Luego hicimos algo que tenemos años de querer hacer, visitar el Monumento a Champlain, el Padre de los quebequenses, que vemos todos los días desde la ventana, pero que había que remontar el Museo de Bellas Artes para llegar. Pero esta era la última oportunidad, todavía el clima nos lo permitió:


Dicen que el arquitecto que hizo la escultura no tenía idea de lo que era un astrolabio, y lo puso al revés. Yo, como tampoco tengo idea, no veo diferencia. Perdonen la irreverencia los letrados.

Desde aquí se ve nuestra casa, ¡nos la queremos llevar en las manos!!


Hemos sido tan felices en Canadá, que tenemos mucho que soltar: una vida tranquila y apacible, una vista inigualable, hermosa naturaleza, entrañables amigos, nuestra amada familia, actividades diferentes, ricas y divertidas, el otoño y el invierno, que cada uno se quiere llevar puesto. En fin, ver todo con los ojos del adiós nos hace valorar cada momento.

Besos nostálgicos.


jueves, 17 de noviembre de 2016

New York New York

Queridos,

Aunque estoy mandando hasta hoy esta reseña, hicimos este viaje en Septiembre, dos meses antes de saber la aciaga noticia del flamante presidente que escogieron estas personas...

Este viaje con nuestros amigos Lilly y Luis Fernando se planeó con meses de anticipación. Teníamos muchas ganas de volver a estar juntos después compartir viajes en diferentes lugares. La pasamos muy bien juntos.

Rentamos un departamento en Brooklyn, y viajábamos todos los días a Manhattan (media hora) para llenarnos los ojos de belleza y todo lo interesante que esta ciudad ofrece.



No importa por dónde camines en esta ciudad, siempre hay algo interesante que ver.


O qué comer...

Ramón y yo teníamos muchas ganas de ir al estadio de los Yankees, resulta que jugaron nuestros dos amores, ellos y los Blue Jays de Toronto. Una fila interminable para entrar, pero disfrutamos cada momento.


Cómo no llegarle al hotdog...

Lilly había arreglado una noche de swing y cena, ¡ah! cómo disfrutamos...



Caminamos por la "Green Mile", una milla que había sido vía del tren y que han arreglado para que la gente pasee, o se tome un cafecito...





Muy agradable experiencia.

Algo que nos encantó fue conocer la Frick Collection, un museo nuevo para nosotros, y que se volvió uno de nuestros preferidos, este señor Henry Clay Frick, un empresario del acero que hizo su fortuna en Pittsburgh, y amante del arte, decidió invertir en eso, y construir su casa pensando de antemano que sería un día un museo. Desgraciadamente para él la vivió sólo 5 años. Una joya. Todos nuestros pintores o escultores favoritos estaban allí. Había 4 o 5 piezas de cada uno. Un museo pequeño lleno de perlas como esas es lo que uno quiere en la vida...



Fuimos también al Metropolitan a ver una exposición muy interesante, "Unfinished", una colección de obras de todo tipo, sin terminar. La reflexión que se hace es ¿cuándo una obra está terminada? No siempre el autor está de acuerdo con el público, a veces el artista siente que le falta y la recepción de la crítica es que no le falta nada, a veces es al revés, el autor la deja sin terminar a propósito...

Miren:


Esta obra, por ejemplo, de Benjamin West, representa a la Comisión que negoció el Tratado preliminar de la Revolución Americana, en París el 30 de noviembre de 1782, los ingleses  Richard Oswald y su secretario deberían sentarse a la derecha, pero parece que no estaban tan dispuestos. Así quedó el cuadro.



Este cuadro de Jacques Louis David, La muerte de Bara, muestra al adolescente francés Joseph Bara, muerto en una escaramuza con los Realistas franceses en 1793, y de acuerdo a Maximiliano Robespierre, respondió Viva la República, contra el Viva el Rey esperado... El cuadro muestra un niño expirando por la Revolución.


Este cuadro, el último de Van Gogh, Calle de Auvers-sur-Oise, con el cielo sin terminar, antes de suicidarse en 1890.



No puede uno dejar de maravillarse por la mano del hombre en estos impresionantes rascacielos.

Y no podía faltar una obra de Broadway, algo simpático fue que escogimos  Un Americano en París, sin saber que hacia allá iríamos. Luego una deliciosa cena entre amigos:



Como nos fuimos en coche, paramos en Kingston de regreso, para conocer. Originalmente ésta sería la capital de Canadá, pero estaba demasiado cerca de EUA...



Muy inglesa la ciudad. Por cierto, encontramos a tres mexicanos con negocios prósperos aquí. Muchos paisanos quieren vivir en Canadá, luego por qué...

Un hermoso viaje para recordar.

Besos cosmopolitas.

sábado, 22 de octubre de 2016

Pompeya en Montreal

Queridos,
Hace mucho que no me siento a reseñar nada. Han pasado tantas cosas en nuestras vidas en los últimos meses, y sobre todo, hace unas semanas invitaron a Ramón a dirigir la UNAM-FRANCIA, lo que nos llevó a cambiar el ritmo tranquilo que apenas estábamos disfrutando.
Un nuevo cambio, que implica nuevos retos y la aventura de volver a Europa, con toda la cultura que eso trae. La vida te da sorpresas. Nunca pensamos que iríamos a París de nuevo a vivir.
Antes de empezar a reseñar allá, les compartiré ésta, un viaje a Nueva York que hicimos con Lilly y Luis Fernando hacer unas semanas.

En estos meses he seguido tomando fotos de lo que visitamos, y es hasta ahora que tengo la calma para compartirles esta exposición que estuvo en el Museo de Bellas Artes en Montreal en abril. Ya había reseñado hace años una exposición que vimos en el Museo Maillol en París, casi todas la piezas venían a su vez del Museo de Nápoles. Esta nueva exposición era aún más grande y como siempre, me sorprendió ver el refinamiento con el que vivían estos señores.

No cabe duda de que cuando se llega a cierta base de satisfacción, se pasa al siguiente nivel, y no sólo se quiere comer, sino comer bien, no sólo taparse, sino vestirse, y así todo.

Me llamó la atención esta primera pintura, que a primera vista parece una panadería:


Pero resulta que no. Es nada menos que el reparto de tortas de los políticos del pasado. Los hombres que querían ocupar algún puesto público, hacían campaña repartiendo pan. Así que no nos extrañemos que nuestros políticos de ahora lo sigan haciendo, no inventaron el hilo negro...


Por cierto que de forma increíble, se rescató entre las cenizas un pedazo de hogaza...

Es sorprendente cómo gracias a la lava todo quedó enterrado, y por lo tanto, gracias a la tecnología todo lo que había debajo pudo rescatarse y podemos tener una imagen clara de la forma en que vivían hace dos mil años.

Los pompeyanos eran refinados en todos sentidos, les comparto algunas cosas que se rescataron:


Los frescos en las paredes de sus casas,



Los mosaicos que mandaban a hacer como retratos de los más ricos,



Los espejos que utilizaban las mujeres.

Un dato que me llamó mucho la atención en un documental que vi en Netflix sobre Pompeya y que por cierto les recomiendo mucho, es que ya había "tintorerías". Lavaban la ropa con orina, en estanques de unos 20 centímetros de profundidad, y los esclavos con los pies pisaban la ropa y así la desmanchaban. Espero que hayan tenido una buena forma de quitar el olor después...

Utilizaban el vidrio con maestría, para beber o para adornar. Miren:







Hermoso...

Recuerdo en la otra exposición esta pieza, una coladera; me pareció increíble que desde esa época los utensilios de cocina fueran no sólo funcionales sino también bellos.


Esta es una de tantas que se rescataron con los restos intactos de personas o animales, que aunque un poco morbosas, nos muestra cómo el fuego y el humo los tomo por sorpresa a todos. Poquísimos lograron escapar.


Hay pruebas de que hacían teatro, esta figura en terracota que originalmente estaba pintada en colores, fue descubierta en 1672, a la entrada de un jardín privado, cerca del teatro de Pompeya. Muestra un actor que representa un papel femenino. Supongo que a las mujeres no las dejaban actuar:


Me llamaron la atención estos perfumeros en forma de pájaro, de unos 8 centímetros, bellísimos:



También me sorprendió esta charola, cuyas asas eran ya movibles:


Y las joyas, qué refinamiento digno de cualquier joyería moderna...





Esta vasija de barro hacía un papel muy interesante: era una trampa para lirones, cuya carne parecía ser muy apreciada. Dentro de ella alimentaban al lirón, que podía moverse mientras engordaba, pero tenía un tope, así que no podía salir. Cuando lo consideraban suficientemente gordito se acababa el juego para el pobre animalito...


En fin, el ser humano usando su inteligencia en su beneficio.

Les dejo pues esta pequeña muestra de lo que es una cultura que desapareció en horas y que nos dejó enterrada su belleza, para nuestro gozo visual.

Fui sola al museo, y después me tomé una copa en el restaurante, para brindar por  Ustedes, mis lectores:


Besos refinados.