domingo, 29 de noviembre de 2015

Monet en Ottawa

Queridos:

Siempre es un placer volver a nuestro Museo de Bellas Artes en Ottawa. Las estaciones permiten que cada vez que vayamos, el paisaje sea diferente y hermoso. Sentarse en la cafetería con una copa de vino y ver hacia afuera es un placer. Este "árbol" es una escultura para recordarnos lo que será la naturaleza si no la cuidamos...


El Parlamento desde ahí se ve lindo, aquí casi una sombra...



Hay una escultura que nos gusta mucho ver al paso:


Muy del estilo de los "First Nations".

Pues Monet llegó a Ottawa. Trajeron 12 cuadros del Puente de Argenteuil, un suburbio de París, donde vivió en 1871 después de su autoimpuesto exilio en Londres y Holanda durante la guerra Franco-Prusiana (1870-1871). Al llegar a este pequeño pueblo, Monet quedó fascinado con sus caminos y sus puentes para el ferrocarril.


Este puente fue destruído durante la guerra, y lo pintó desde todos los ángulos, como un tributo al retorno al orden de Francia.


Aunque Monet fue un gran pintor de exteriores, también tenía una gran memoria para poder seguir el trabajo en el interior de su taller, lo mismo en Argenteuil que en Giverny, tal es el caso de los nenúfares del Museo Orangerie, que por su gran formato sólo podían ser pintados adentro.



Como en una exposición temporal siempre está prohibido tomar fotos, hago algunos visajes, y les pido disculpas por no darles los nombres de los cuadros.



Este cuadro es de Londres, donde pasó un tiempo, disfrutando la bruma, que tan bien dejó plasmada...


Esta belleza nos llamó mucho la atención. Es muy parecido al famoso cuadro "L'Impression", que le dio el nombre al impresionismo y que se encuentra en el Museo Marmottan, en París, que por cierto, les conté en alguna reseña anterior que fue robado y recuperado varios años después.

Este originalmente fue pintado con las fábricas al fondo, pero cuando llegó a su estudio decidió ponerle varias capas de pintura y dejarlo sólo como una gran bruma.


Diferentes vistas del puente.


Es tan interesante ver los cuadros impresionistas de cerca, ¡uno ve sólo trazos sin sentido! es la distancia la que permite ver el todo, como el la vida...


Al final de la exposición hay un espacio para divertirse tomándose fotos disfrazados.


En general no nos gusta el arte moderno, pero este hermoso trabajo con panales de abeja nos encantó:


Y para terminar los dejo con esta maravilla, un concierto a cinco voces que hay en la capilla Rideau, con 40 pistas; en toda la capilla hay bocinas en las que uno puede escuchar cada voz por separado. Un verdadero privilegio.





Besos llenos de belleza.